La ocupación romana de Amaya siguió a la indígena, tuvo, seguramente un carácter predominantemente militar con un poblamiento de cierta intensidad, sobre todo en la época altoimperial(Abásolo Álvarez, 1978). Acreditan esta ocupación la aparición de material significativo como vasos de paredes finas terra sigillata engobada en rojo pompeyano o en el típico negro del valle del Ebro, un quinario de plata de Augusto emitida por P. Carisius en Mérida y algunas cecas militares itinerantes fechadas entre el 25 y el 23 a.C. (Villaronga, 1979
Amaia Patricia fue un nudo de calzadas romanas por la que pasaba, según el Itinerario de Antonino, la que llevaba de Pisoraca (Herrera de Pisuerga) a Iuliobriga cerca de Reinosa) y hasta la costa (Portus Blendium) a través de de la cuenca delrío Besaya. También habría una vía secundaria entre Sasamón y Amaya, como línea de operaciones en la guerras cántabras y otra entre Amaya y Virovesca Briviesca
A la ocupación romana corresponden fragmentos de terra sigilata, abundantes monedas republicanas y altoimperiales y una colección de inscripciones y estelas, recuperadas sobre todo en la excavación de 1891 y en las que aparece onomástica tanto romana como indígena.
Parece ser que Amaya mantiene su importancia durante todo el Bajo Imperio romano, perdurando hasta momentos tardíos de los siglos III y IV, tal como se infiere de los hallazgos arqueológicos, y hasta las invasiones bárbaras.
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