miércoles, 29 de mayo de 2019

Calles

Calles, pueblo del reino y partido de Valencia. A una legua de este lugar y dos del Villar, en la masía de Saletas, descubrió el conde de Lumiares el año de 1790 una lápida de mármol aplomado de un pie y dos pulgadas de alto y de uno con once de ancho, en que está grabada una inscripción.

Ceán Bermúdez

Verguía - Cabrilla

Cabrilla, pueblo del obispado de Jaén en el arciprestazgo de Ubeda. Quieren algunos geógrafos modernos que haya estado en él la antigua Verguía o Vergelía de Tolomeo, que pertenecía a la región de los bastitanos. Cerca de Cabrilla hay un castillo derrotado, y se ven los vestigios de pueblo romano.

Ceán Bermúdez

Alona - El Campillo

El Campillo, despoblado en el termino y jurisdicción de Alicante, de la que dista dos leguas, en la costa del Mediterráneo. El laborioso investigador conde de Lumiares fija en este sitio, en que ahora está el hospicio del convento de los Mercedarios, la antigua ciudad de Alona, que pertenecía a la región de los contestanos, a pesar del empeño de colocarla en Guardamar el autor de la Ilici ilustrada.
Cuando los padres Mercedarios comenzaron a desmontar este terreno y a edificar su hospicio desenterraron en él muchos monumentos romanos, y en los años de 1630 y 1640, en que no se pensaba cultivar, escribía el deán de Alicante don Vicente Bendicho en la crónica inédita de esta ciudad lo siguiente. »En este sitio se ven hoy sus muchas ruinas en sus largos y extendidos fundamentos de edificios, en que se muestran calles y plazas que el pueblo tenía, albercas con que se regaban las tierras, y aun quedan vestigios de los muros en pedazos de fortísimos y bien hechos paredones, y se ven distintamente donde estaban las torres y puertas del muro; y el sitio, a lo que parece, era prolongado, distante del mar cosa de cien pasos, y del rio que diremos Alona quinientos, con buen embarcadero seguro y llano. Y desde las fuentes del río y castillo hasta esta población se descubre en partes la peña cortada por la cual venían las aguas de dichas fuentes. En el día se descubren también monedas romanas, barros saguntinos y otras antiguallas.
Al frente y a la corta distancia de un tiro de piedra de este sitio hay un islote que todavía conserva vestigios de monumentos antiguos, en el que se encuentran también casquillos saguntinos, camafeos y medallas.

Ceán Bermúdez

martes, 28 de mayo de 2019

Peluqueras, maquilladoras y ayudas de cámara

Eran las encargadas de todo lo que pudiera disimular los defectos de sus dueñas: tintes del cabello, maquillaje, perfumes e incluso joyas. 
Conservamos dos lápidas que nos dan información sobre mujeres dedicadas al arreglo de los complejos peinados femeninos y de los elementos ornamentales adicionales: son denominadas ornatrices. Una de ella, Turpa Thyce, proviene de Gades. Estas mujeres serían esclavas muy queridas, o libertas del ámbito familiar. Respecto a una Augustina mencionada en una inscripción del Museo de Jaén (siglo II d. C), aunque el epígrafe no menciona su oficio, podemos suponer que laboró como ornatrix por los elementos de trabajo que adornan la parte alta de su lápida: un espejo, una cajita para guardar los perfumes o ungüentos, y una aguja para el pelo metida en una cestita. El caso de la ornatrix Philtates, que fue esclava o tal vez liberta de Cattunilla, una clarissima femina originaria de Turín y muerta en Lucus Augusti, a donde llegó con su marido, es el más interesante. El ara es realmente cuidada y de excelentes proporciones. Fueron los colegas de servicio en la casa (conservi) quienes dedicaron la lápida a los manes de Philtates,\a ornatrix o ayuda de cámara en cuestión. El más simple, y dudoso, de los documentos relacionados con este oficio podía estar constituido por los dos grafitos hallados en la villa denominada «EI Torrón» (Huesca). Parece un nombre incompleto: [...]anav[...] / [...]natrix (con nexo entre la N y la A). 
Su presencia en una villa nos permitiría comprobar que este tipo de trabajos se ejercía tanto en las grandes ciudades como, a veces, en las zonas rurales.

Calomarde

Calomarde, lugar del reino de Aragón en el partido de Albarracín y en los confines de Castilla la Nueva. 
En un códice del año 1540 se lee una inscripción, copiada de la lápida que está en la puerta de la iglesia de este pueblo.

Ceán Bermúdez

Albonica - Calamocha

Calamocha, lugar del reino de Aragón en el partido de Daroca. Bien pudo haber sido la Albonica de los edetanos por su situación, por las señales que conserva de población romana, y porque Albonia fue la octava mansión de la vía militar que iba desde Laminio a Zaragoza.

Ceán Bermúdez

domingo, 26 de mayo de 2019

El trabajo en la fullonica

Era sin duda una actividad muy dura y masculina. La epigrafía, las fuentes literarias y la iconografía así lo ratifican. Tal vez una encargada, o la propia dueña del establecimiento, podrían ocuparse del contacto con el público y de otros trabajos. 
Recientes hallazgos demuestran que las telas y vestidos que llegaban a la tintorería para ser retintados (officina offectoria) o a la lavandería (fullonica) eran etiquetados en la recepción del taller para que, tras el tratamiento, pudieran ser identificados. Tal vez ese tipo de trabajo es el que permite que encontremos a mujeres en documentos como la tabla de Sasamón, que reúne a los miembros de un colegio cultual (entre ellos varios fallones), como determinó Waltzing.

sábado, 25 de mayo de 2019

Sepulaci - Burriana

Burriana, villa del reino de Valencia en el - partido de Castellón, cerca del rio Minjares y de la costa del Mediterráneo, conocida de los romanos con el nombre Sepulaci, en la región de los edetanos. 
Conserva algunas reliquias de su antigua población, y fue la décimasexta mansión de la vía militar que venia desde los Pirineos a Cazlona.
Hay en su término otro pueblo asolado que llaman Vinaraguel.

Ceán Bermúdez

San Vidal de Tielmes

Vidal (no confundir con Vital de Milán, también citado como Vidal) es un santo de la Iglesia Católica del siglo III. La tradición lo convierte en un legionario hispanorromano natural de Tielmes​ (actualmente en la Comunidad de Madrid, España) martirizado en Italia hacia el año 293, por no renunciar a su fe, además de ser padre de los Santos Niños Justo y Pastor, que con siete y nueve años también fueron martirizados a las afueras de la ciudad de Complutum (Alcalá de Henares).
Según la tradición su hermana era Santa Marta de Astorga, a pesar de que el martirio de ésta se remontaría al 250, medio siglo antes que Vidal.
Su figura está fuertemente ligada al culto a los santos Justo y Pastor. Existen calles con el nombre de San Vidal en Madrid y Tielmes.

Wikipedia

martes, 21 de mayo de 2019

Cerámica, ladrillos y elementos de construcción

La confección de la cerámica, ladrillos y otros elementos de construcción
Determinadas formas de cerámica de cocina tienen una larga tradición como trabajos de mujer, realizados en y para el hogar. La cerámica de uso común, al igual que la fabricación de las cestas más elementales, constituyó un campo de actividad de mujeres en muchas culturas. El episodio de las santas hispanas Justa y Rufina, ocurrido en Hispalis (Sevilla) a finales del siglo III o comienzos del IV, es bien demostrativo de la implicación de mujeres de baja condición en la confección y venta de vasijas de barro. Ambas mujeres se encontraban vendiendo «sus» vasijas en el mercado cuando, siguiendo el impulso de su fe cristiana, increpan a quienes portaban en procesión un ídolo (Salambó, la Venus fenicia) en la fiesta de las Adonias. Cuando ellas hacen pedazos el ídolo, los integrantes de la procesión les rompen a su vez la mercancía.
El mencionado nombre de Coelia Mascellina aparece también sobre un sello de bronce encontrado en el Tíber, del cual se ha pensado que pudiera haber sido utilizado para imprimir la marca sobre ladrillos. Tal vez dicho trabajo se realizaba en alguna de las posesiones romanas de esta matrona de origen bético. Algunos nombres de mujeres aparecen sobre ladrillos y tejas en otros territorios del Imperio. En ocasiones la mujer era propietaria de las canteras de arcilla. En Conimbriga (Condeixa-a Velha, Portugal), apareció un sello sobre un ladrillo que menciona a una Iulia, que no sabemos si fue una trabajadora o una propietaria. La cronología propuesta no es muy concreta (siglos I a III d.C.).
Las pesas de telar y las fusayolas o pesillos de huso muestran formas muy elaboradas. Hemos hablado de la necesidad de profesionalidad en la confección de las fusayolas. En el caso de los pesos de telar el peso y las proporciones se repiten bastante, lo que nos habla de una fabricación más o menos en serie, pero también hallamos otras piezas que siguen patrones de formas muy libres. Algunos hornos encontrados con pesas idénticas, conservadas in situ, ratifican una industrialización de la producción. Pero también es posible una fabricación familiar, a menor escala, cuando se necesita añadir unas pesas nuevas al telar para hacer una tela más ancha, por ejemplo. Una vez confeccionada, la pesa debe dejarse secar un tiempo y luego ponerla cerca de una fuente de calor. El resultado no es tan duradero como el de las piezas cocidas a altas temperaturas de horno, pero abarata mucho el aprovisionamiento de los ejemplares que son necesarios. Por su mayor debilidad muchos de estos instrumentos no han llegado hasta nuestros días.

domingo, 19 de mayo de 2019

Borriol - Valencia


Borriol, villa del reino de Valencia, partido de Peñíscola, distante once leguas de su capital y tres de Castellón, situada al pie de um cerro, en donde se conservan las minas de un antiguo castillo.
En la plazuela de la ermita de San Vicente, que está en el término de esta villa, hay tres grandes columnas miliarias.

Ceán Bermúdez

Preparación y venta de tintes


La producción del tinte púrpura se desarrolló en las costas de la Bética, a partir de la influencia fenicia. Los estudios recientes sobre la producción de la púrpura extienden ese campo al sureste peninsular pero, sobre todo, a las Pitiusas, otra área de influencia fenicio-púnica. Los adornos color púrpura de los bordes de los vestidos hispanos del período prerromano fueron considerados típicos de estas poblaciones por los autores clásicos; debían de pertenecer a esa clase las túnicas de ancho borde que los fenicios introdujeron en Baleares. Pero el color púrpura podía lograrse con tintes vegetales también, manufactura típicamente femenina en muchas culturas. 
Solamente conservamos una hipotética purpuraría en la epigrafía hispana: Baebia Vertería. Murió a los 25 años, en Cádiz, entre los siglos II-III d.C. Para Hübner podría tratarse bien de una purpuraría, bien de una turaría o perfumista; Mommsen leyó libraría,encargada o celadora; Párvan conjetura piperaria, es decir, dedicada al negocio de las especias.

viernes, 17 de mayo de 2019

La mujer tejedora y costurera

Pesa de telar
En la Antigüedad, tanto la producción familiar de tejidos, destinados al uso doméstico, como la producción profesional cuyo destino era la venta al exterior, se hacían con la fuerza humana y, lo más importante, sobre instrumentos de trabajo semejantes. No existía la doble vertiente que encontramos hoy en ese mismo ámbito: la artesanía textil que emplea «instrumentos tradicionales», frente a la industria textil realizada con las más sofisticadas maquinarias.  La diferencia entre los resultados obtenidos no radicaba, por tanto, en el instrumento utilizado ni en la técnica básica llevada a cabo con ellos; el resultado dependía de la preparación de la persona que lo manejase. Lo que distinguía el trabajo privado del profesional era la intencionalidad con la que el tejedor/a lo realizaban: subvenir a las necesidades del propio hogar o bien cubrir las de la demanda pública. La primera opción no era tampoco nada desdeñable económicamente, dado que las personas que tejían para su casa (o sus esclavas) solían colocar en el mercado el sobrante de lo que producían. El Edicto de precios de Diocleciano incluye una amplia serie de artículos tejidos con sencillez «para uso del pueblo llano y de los esclavos». Resulta obvio que ese trabajo doméstico también es profesional si el producto se vende.
De una tumba ibérica de incineración de El Cigarralero conservamos el único telarcito de placas de la Península, junto al cual se conservaban interesantes tejidos de lino, algunos claramente realizados con ese instrumento. La cerámica ibérica cuenta con escenas de gineceo que constituyen un conjunto muy interesante, por contenido y número. La hilandera del pinax de La Serreta (Alcoy), posiblemente formó parte de una escena de taller. Desgraciadamente, conservamos solamente la esquina superior izquierda de un telar de pesas. El fragmento de Liria antes mencionado se completa con la tejedora sentada frente al reducido y extraño telar.
Una estela de Lara de los Infantes nos muestra a Atta Altica en pleno trabajo ante su telar vertical de pesas y provista de dos instrumentos que le son precisos: la espátula y el peine para apretar y ordenar la trama. Curiosamente, como en el epígrafe no aparece indicación escrita de oficio, nadie suele incluir este testimonio al hablar de los oficios de mujer en la España romana.

Abula Augusta - Bilches


Pueblo del obispado de Jaén en el arciprestazgo y partido de Baeza. Pertenecía en tiempo de los romanos a la región de los oretanos, que le llamaban Abúla Augusta o Badila, Entre muchos vestigios árabes subsisten otros de la dominación romana, de los que se sacaron algunas antiguallas e inscripciones. Una de ellas era una dedicación de la estatua de Tito César Augusto, hijo de Flavio Vespasiano, emperador, pontífice y censor en el VI año de su potestad tribunicia, seis veces cónsul, erigida por decreto de los decuriones.

Ceán Bermúdez

Asuevar - Valencia


Asúevar, lugar del reino y partido de Valencia. Al mediodía de este pueblo y a medía legua de distancia están los campos que llaman de Zorrilla, donde permanecen muchas piedras labradas, cimientos de hormigón y trozos de cornisas y y de donde se sacaron lápidas en abundancia con inscripciones romanas, como la de mármol obscuro de un pie y 7 pulgadas de alto, y de 11 pulgadas de ancho, colocada al lado izquierdo de la puerta de la iglesia de este mismo pueblo.

Ceán Bermúdez

martes, 14 de mayo de 2019

Las hispanorromanas y la Hilatura

Muy frecuentemente las inscripciones funerarias aluden al trabajo de la lana realizado por la difunta (lanifica), pero con un carácter demostrativo de su condición de buena mujer del hogar más que como trabajadora. Realmente los dos aspectos debían de unirse en muchas ocasiones. Tal es el caso de Caesia Celsa, una mujer de sesenta y cinco años, preclara en el trabajo de la lana, fiel, educada en la piedad. La quasillaria (apelativo de la mujer que hila profesionalmente), aparece siempre en femenino. La especialista en el hilado del lino es la lintearia. La Fulvia lintearia de Tarraco (hacia el cambio de Era, inscripción hoy desaparecida) presentaba un epígrafe en ibérico sobre su nombre.
En algunas ocasiones la iconografía es mucho más descriptiva que una inscripción para ciertos aspectos del trabajo antiguo. Éste es uno de esos casos. El fragmento de cerámica de Liria puede introducirnos en el tema de las formas de hilar. El gesto no necesita palabras para indicarnos que la mujer sentada sobre un barroco sillón ha terminado de llenar el huso. El hilo que debería unir la rueca (instrumento en el que se amontonan las fibras que van a ser hiladas) y el huso (donde se enrolla el hilo ya hecho) no existe. La escena representa pues ese momento final que exige el vaciado del huso para formar primero una madeja, y luego un ovillo con el que trabajará sentada enfrente. No queremos entrar en la lectura mítica del tema y pensar que estamos ante una suerte de Parca representada en esta imagen ibérica del s. m a.C. Aquí comparece una escena de gineceo, pese a cualquier otro mensaje que se nos escapa.
Cuando Ovidio describe a Lucrecia hilando en su hogar, rodeada de sirvientas, ofrece el detalle curioso de que lo hacen con luz artificial. No hacía falta mucha luz para las diestras manos de la hilandera. Se hilaba durante todo el día, en los momentos que se podía. El ocio femenino no era una actitud digna. Contrariamente a lo que se decía del ocio del hombre (ese otium cum dignitate que le permitía pensar y planear sus jugadas políticas), las manos femeninas no debían estar quietas mucho rato. La costumbre creaba tal habilidad que muchas mujeres hilaban caminando, hacia la fuente o hacia los campos. La superstición obligó a prohibir esta costumbre, para evitar males en las cosechas. Seguramente la mujer también ayudaba en las labores previas de la preparación de las fibras para hilar. El Digesto cita varias veces a las esclavas lanificae de las haciendas, que confeccionaban paños para la familia rustica. En cualquier caso, se trataba de producciones que llegaron a ser controladas en cuanto a su precio.
Varios son los instrumenta textilia que nos hablan del trabajo de la hilandera. Son abundantes las fusayolas, o pesillos del huso, que pertenecen a la época anterior a la romanización (entre los iberos, celtíberos, galaicos, y otros pueblos de la península); algunas de ellas destacan por sus inscripciones. Recientes estudios lingüísticos sugieren que las anotaciones escritas sobre ellos podrían indicar antropónimos, marcas de producción o de autoría, o indicar el propio nombre del instrumento. Para época romana tenemos también tipos muy variados de pesillos de husos, algunos con inscripción. La fabricación de las fusayolas exige una especialización, un trabajo cuidadoso para dotar a la pieza de una buena regularidad de giro, indispensable para obtener un hilo regular.Conservamos también ejemplares mucho más sofisticados de husos completos, de hueso o marfil, pertenecientes al período romano, extendidos por todo el Imperio, así como restos de ruecas de fuste articulado (Museo de la Ciudad de Barcelona, por ejemplo). Todos estos objetos son indicio de un trabajo femenino muy extendido, ejercido un poco por todas partes. El huso y la rueca se convirtieron en los signos externos de la feminidad y están presentes en muchas de nuestras esculturas y representaciones de todo tipo.

lunes, 13 de mayo de 2019

Bienservida - Albacete


Bienservida, villa de la Mancha en el partido y montes de Alcaráz.
A una legua de distancia de ella subsisten las reliquias de un castillo que llaman de Turruchel, y los cimientos de una población romana, perteneciente a la región de los carpetanos.

Ceán Bermudez

domingo, 12 de mayo de 2019

Las hispanorromanas y el campo

Juvenal describe a la mujer de la época de las guerras de Aníbal en el interior del pequeño hogar, rodeada de niños, abrumada por el trabajo de la cocina y de la casa. Había algunos remedios: ellas se sentían aliviadas con la protección de la magia (en el parto y en los trabajos más duros), gracias a ciertas piedras como la aetita. La función de las antiguas propietarias era la administración de los frutos del campo. Campo y despensa eran dos polos de un mismo hacer, y de la buena actuación de la mujer dependía el que toda la familia pudiera pasar el año sin problemas. Varrón escribió las Res rusticae a los ochenta años, y dedica la obra a su mujer (Fundania), que había comprado una propiedad en ese momento. En los comienzos de este tratado (I, 1, 1-4) describe a una mujer activa, seguramente mucho más joven que él, que había recogido una fortuna lo suficientemente amplia como para invertir en tierras. Seguramente era la herencia de su padre, C. Fundanius. Parece tratarse de una propiedad importante. La gran propietaria de la época romana solía serlo por matrimonio, pero la dote o las herencias proporcionaban también propiedades que solía administrar el marido.
Se conserva, procedente de Fiñana (Almería), una inscripción que describiría a una de estas grandes propietarias, C. Plancia Romana, la cual dispondría de un ingens praedium in agro accitano si tuviésemos la certeza de que no se trata de un falso Valeria Faventina, miembro de una familia de clarissimi de Tarragona, de finales del siglo a d.C, aparece en un largo epígrafe también como dueña de una propiedad rústica. En Arauzo de Torre, cerca de Clunia (Burgos) es conocida una Aurelia Iuventiana que era propietaria de unas tierras de labor por esa misma época.
Las mujeres libres, pero de escasa fortuna, trabajan asimismo en el campo. Su trabajo es difícil de distinguir del de la esclava. Las libertas relacionadas con grandes familias también podían llegar a comprar propiedades. Entre las esclavas había posiciones diferentes, según la proximidad a los dueños y según la época. El fenómeno de los contratados externos, frecuente entre los varones (los oboerarii de Varrón), no afecta a las mujeres. Muchas esclavas domésticas vivían mejor que algunas mujeres libres. En general, las esclavas trabajaban en labores agrícolas duras, de resistencia, aunque exigieran tal vez menos fuerza que las desempeñadas por los hombres. Ése podría ser el caso de la siega de cereales, el arrancado del lino o del esparto, la recogida de frutos, como la aceituna para comer o para fabricar el aceite, el espigado de los restos de la siega, o la eliminación de malas hierbas.
La figura de la villica, como delegada de una rica propietaria rural, está muy presente entre los agrónomos latinos. Ella liberaba de una importante parte de las obligaciones de la labor matronalis a la propietaria, de forma que entre las tareas de la villica a veces se incluiría la conservación de alimentos y su distribución a lo largo del año, su elaboración en la cocina, la limpieza de las dependencias del hogar, colaborar en el cuidado y educación de los hijos de casa, el hilado, tejido y manufacturas para uso propio de la familia, el control del trabajo de los esclavos y esclavas, etc. Como su marido, el villicus, esta encargada o trabajadora de confianza debía saber leer y escribir y tener una cierta instrucción,... especialmente de las cuestiones agrícolas y ser un ejemplo trabajando igualmente.
Es difícil decir si las abundantes villae romanae activas en la Península Ibérica disponían de una organización social como la descrita en las obras de Catón, Varrón, Columela y otros, pero es muy probable que así fuera. Muchas de ellas conservan la pars rustica bien desarrollada. Conocemos algunas con especial dedicación al trabajo del lino, ámbito muy cercano a las labores femeninas por excelencia: hilado y tejido. El ejemplo más interesante es el de la villa excavada recientemente en Énova, cerca de la Saitabis ibero-romana. Las enormes balsas poco profundas, utilizadas sin duda para el enriado de esta planta cultivada en extenso en los terrenos de la villa, nos permiten imaginar un duro trabajo que nada tienen que ver con la escena descrita por Plinio de un esclavo/a mojando las plantas en un recodo del río. La simple colocación de haces de lino, de los que cabrían miles en las balsas conservadas, sería un trabajo duro. Saitabi era famosísima por su lino y las manufacturas con él realizadas, como hemos dicho; Estrabón recuerda a los trabajadores del lino de Ampurias; en Tarragona se producía un lino blanco; el lino producido en Gades tenía fama para uso médico; el de Lusitania lo cita Estrabón, e igualmente famoso era el lino que cultivaban los Zoelae, en el noroeste peninsular.
Algunas labores que podríamos calificar de «industriales» o «comerciales» (fabricación de ladrillos, de ánforas como contenedores de líquidos), se consideraron siempre relacionadas con la agricultura por el hecho de emplear en su fabricación la tierra y el agua como materias primas. Por ello la confección y comercialización de estos productos estaba bien vista socialmente. Los grandes propietarios pasaban a ser así una especie de comerciantes encubiertos desde su posición de agricultores.

sábado, 11 de mayo de 2019

Las grebas

Las grebas (ocreae) eran las protecciones de las piernas del guerrero desde la rodilla hasta el tobillo. Hacen las veces de lo que hoy conoceríamos como espinilleras. Eran usadas desde mucho antes que Roma comenzara su expansión, por pueblos como los griegos y etruscos, con los que la joven Roma mantuvo contacto frecuente.
Los modelos más antiguos estaban hechos en bronce, muy caro y pesado, por lo que los romanos comenzaron a realizarlas en acero, que facilitaba su uso, aunque requería el mantenimiento propio contra la oxidación. A lo largo del Imperio, la greba fue cayendo en desuso. Sobre el siglo II d.C., ya era un complemento reservado a los oficiales, estando entre la tropa mas extendido el uso de una sola greba, en la pierna izquierda, la que se adelantaba junto al escudo y quedaba mas expuesta a lesiones.

La Casa del Recreador

lunes, 6 de mayo de 2019

Las hispanorromanas y el trabajo - Obstetrix


Las fuentes escritas nos dejan conocer algunos nombres de mujeres ejerciendo la medicina. Sorano de Éfeso habla de las cualidades de las mujeres dedicadas a la medicina, pero sobre todo a los partos y cuidados de la embarazada. Hace referencia a la formación que les era necesaria para poder seguir las indicaciones de las obras escritas sobre la materia. Muchas de estas mujeres, como los varones dedicados a la medicina, eran griegas. Normalmente las mujeres que ejercían la medicina lo hacían en el campo de la ginecología. Desconocemos la formación teórica que tenía la medica, si sólo ayudaba a los médicos varones a la hora de entrar en contacto con los cuerpos de las pacientes, no muy proclives (o sus maridos) a ser tratadas por manos masculinas, o si practicaba libremente. El campo de la farmacología (que funcionaba básicamente a partir de plantas encontradas en la naturaleza) parece haber estado presidido por la actividad femenina, cuestión que conectaba con el hecho de que algunas mujeres solían practicar la magia, dominaban las pócimas y podían convertirse en envenenadoras.

Estrabón habla de los médicos de Gades. No debió de haber escuela de medicina en España como la de Marsella, pero este dato podría entrar en contradicción con la noticia de que los médicos hispanos no eran de los menos valorados. Al menos dos de ellos eran mujeres: una fue medica en Tarraco, anónima (s. u d.C.). El segundo caso es bastante dudoso: se trata de Iuiia Saturnina, que habría trabajado en Mérida en el sigloII o III d. C. Era una mujer casada, que murió con cuarenta y cinco años. Tal vez destacó como profesional de la medicina, pues en un pasaje de la inscripción se ha pretendido leer que fue medica óptima. El reverso de su lápida deja ver a un bebé recién nacido, por lo que podríamos estar ante una obstetrix.

viernes, 3 de mayo de 2019

Caligae (sandalias)



Las caligae (en singular, caliga) eran las sandalias pesadas típicas de los soldados legionarios y auxiliares romanos durante toda la historia de la República y el Imperio.
Estaban hechas de cuero, atadas desde el centro del pie hasta la parte superior del tobillo. Adicionalmente, se añadían clavos de metal a la suela, con tres propósitos:
Reforzar el calzado.
Dar una mejor tracción al soldado.
Convertir la sandalia en una posible arma en mitad de la batalla.
En determinados casos puede ser perjudicial, como en el asalto al templo de Jerusalén, donde el suelo de mármol pulido hizo resbalar a un centurión. Pero en la mayoría de circunstancias daban buena tracción. Tal vez a partir del siglo III y sin duda en el IV, las sandalias fueron sustituidas por zapatos cerrados.


Wikipedia 

Evandriana - La Garrobilla


Garrobilla (La), villa de la provincia de Extremadura en el partido de Mérida. Tolomeo la llamó Evandria o Evandriana , y fue la novena mansión del camino romano que venia desde Lisboa a Mérida, y conserva rastros y vestigios de población antigua.

(Ceán Bermúdez)