jueves, 21 de febrero de 2019

Hienipa - Alcalá de Guadaira

Alcalá de Guadaira, así llamada por; el río que la baña, y de los Panadero por el rico pan que amasan y llevan a vender todos los días a Sevilla de la que dista al oriente dos leguas, y está en su provincia y partido.
La llamaron los romanos Hienipa, como lo prueba la inscripción grabada en una piedra de mármol, y incrustada en una esquina de un antiguo y arruinado castillo que existe en esta misma villa.
Rodrigo Caro dice que la copió con todas sus cisuras y defectos y con toda la atención y fidelidad qne supo y pudo. No cabe duda era que el cabildo o ayuntamiento de Hienipa, y en que este nombre es el mismo que tuyo Alcalá de Guadaira en tiempo de los romanos, en cuyo recinto se halla la inscripción, caracterizada por esto solo de geográfica, aunque ningún geógrafo antiguo hace mención de este pueblo.
A esto se añade que Alcalá de Guadaira conserva otros vestigios de pueblo romano, y otra inscripción en una lápida de mármol del tamaño de una vara de ancho y de tres cuartas de alto, sostenida por dos genios de medio relieve, y colocada, si no la mudaron, al pie de la Cruz que está á la salida de la villa, en el camino que va a Sevilla. Es un epitafio de Marco Acenna, hijo de M. Acenna, de la tribu Galeria, por sobrenombre Helvio Agrippa, de cuya familia hay inscripciones en Sevilla y Santiponce. En fin, en Alcalá de Guadaira hicieron los romanos la famosa mina de piedra labrada por la qué pasa el agua que provee abundantísimamente a Sevilla.

(Ceán Bermúdez)

Tratado del Ebro

El Tratado del Ebro fue un acuerdo alcanzado en 226 a. C. entre la República romana y el general Asdrúbal el Bello, en representación del Estado púnico, por el que se fijaba el río Ebro como el límite entre ambas potencias en la península ibérica. Bajo los términos del tratado, Cartago no se expandiría al norte del Ebro, siempre y cuando Roma no hiciera lo propio hacia el sur.
Se desconoce la fecha exacta, pero algún tiempo después del año en que se firmó el tratado, Roma se asoció con los edetanos de Sagunto, al sur del río. Polibio cuenta que el general púnico Aníbal estaba buscando un pretexto para la guerra, de manera que tras consultar brevemente al Senado cartaginés, puso la ciudad bajo asedio durante ocho meses. El Senado romano, al enterarse del cerco, envió inmediatamente embajadas a Aníbal, y más tarde al Senado de Cartago. Inicialmente los romanos exigieron que detuviera su ataque contra uno de sus aliados, a lo que rehusaron los púnicos. El Senado cartaginés afirmó que fueron los saguntinos quienes empezaron el conflicto, y que los romanos no tenían motivo alguno para acusarles.
Los romanos fueron incapaces de acudir en socorro de Sagunto, que sucumbió en 219 a. C. Después de la caída de la ciudad, los romanos hicieron preparativos para la guerra, enviando una segunda embajada a Cartago. Sus emisarios exigieron a Cartago la entrega de Aníbal y el resto de responsables del ataque a Sagunto. Tito Livio relata que esta segunda embajada fue enviada simplemente como una formalidad antes de declarar oficialmente la guerra, lo que quiere decir que los romanos esperaban completamente una nueva guerra contra los cartagineses. Tanto Livio como Polibio hablan de la riña entre la embajada romana y el Senado púnico antes de que se hiciera la declaración de guerra.
Fue en este punto cuando el Senado cartaginés se negó a reconocer el Tratado del Ebro y a entregar a Aníbal a los romanos. Se dice que los cartagineses compararon este tratado con el realizado entre Cayo Lutacio Cátulo y Amílcar Barca en 241 a. C., argumentando que los romanos se negaron a aceptar el convenio entre los dos generales porque no había sido ratificado por su pueblo. Los enviados romanos descalificaron este razonamiento, y ante la incapacidad de llegar a un pacto la guerra estalló en 218 a. C. El conflicto resultante fue la conocida como segunda guerra púnica, que duró hasta 201 a. C.

(Wikipedia)

viernes, 8 de febrero de 2019

Arva - Alcolea del Río

Villa de la provincia de Sevilla y del partido de Carmona, en la orilla septentrional del Guadalquivir, distante una legua de Lora. Ya está decidido que la antigua Arva, municipio Flavio Arvense ó Ardeme estuvo en esta villa de Alcolea, y que perteneció a la región de los turdetanos. Conserva las ruinas de sus edificios romanos, torsos de estatuas e inscripciones, y se hallan en su recinto monedas de emperadores.
A una legua de distancia de esta villa hay un despoblado, en el que se encuentran monumentos romanos, y en el que algunos anticuarios y geógrafos modernos quisieron fijar el municipio Arvense; pero el P. Hierro, que los vio y examinó con detención, dice que son de otra ciudad antigua llamada Oducia. Véase Saladillos o Fuente de la Mora, que parece ser este mismo despoblado.
Otros modernos intentaron probar que las verdaderas ruinas de Arva son las que están en una aceña llamada Peña de la Sal, y situada entre Alcolea y Lora, afirmando que las de Alcolea lo son de otra ciudad nombrada Cártama. Mas yo siguiendo al sabio investigador de estos pueblos fluviales el dicho P. Hierro, creo que Canama estuvo donde ahora está Villanueva del Rio.

Ceán Bermúdez)

miércoles, 6 de febrero de 2019

Mellaria - Valdevaqueros

Valdevaqueros, despoblado del cabo de la Plata en el oceano Atlántico, un poco antes de entrar en lo mas angosto del Estrecho de Gibraltar. Aquí colocan algunos la antigua Mellaría de los bástulos penos, y no en Veger de la Miel, como otros geógrafos modernos quieren por la analogía del nombre. La mayor parte de sus ruinas están sumergidas en el mar junto á dicho cabo, en la sierra Tembladera. Tolomeo la llama Mentaría; y Estrabon dice que fue muy nombrada por el adobo o escabeche que se hacia en ella de los pescados, óptima hubens salsamenta. Era esta Mellaría la sexta mansión del camino militar qué iba desde Málaga á Cádiz por la costa. Hubo otra en el convento Cordubense.

(Ceán Bermúdez)

lunes, 4 de febrero de 2019

Laepia - Lopera

Lopera (El castillo de), despoblado de la Andalucía baja, distante tres leguas al mediodía del otro de Carixa. Mantiene en su distrito los vestigios de la antigua Laepia o Regia Latinorum, ciudad que fue de los túrdulos bastulos. 
Pretenden algunos geógrafos modernos que fue colonia con los dictados de Julia Victrix, la Laepia magna de Tolomeo, y la Leptis de quien habla A. Hircio  y que acuñó monedas.
Lo cierto es que Leptis fue un célebre puerto de Africa , muy nombrado en la Historia romana.

Ceán Bermúdez)

Segunda guerra civil - César y Pompeyo frente a frente

Tras las guerras de Sertorio, Hispania quedó envuelta en la política, la cultura y los avatares romanos. Las tierras hispanas fueron decisivas en todas las confrontaciones entre los romanos antes de la conformación de su futuro Imperio.
Pompeyo
Cayo Julio César había nacido en el seno de una de las más antiguas familias del patriciado romano, los Julios. Fue educado esmeradamente con maestros griegos. Según la leyenda, su estirpe se remontaba hasta Iulo, hijo del príncipe troyano Eneas y nieto de la diosa Venus. El propio César llevó siempre a gala esta relación entre Iulo y su familia.
Con 19 años se alistó en las legiones de Minucio Termo para combatir en las campañas de Oriente. En Oriente César se había imbuido de la idea oriental y helenística de que solo un líder de estirpe divina podía gobernar el inmenso imperio. Tenía la nobleza y la preparación militar, pero sus ambiciones le pedían la gloria, que solo se podía alcanzar con campañas militares. La mayoría de los territorios estaban ya conquistados, y solo quedaba Hispania, con regiones aún no sometidas al yugo de Roma.
En el año 61 a.C., César fue nombrado pretor de Hispania Ulterior, donde acometió una rápida y exitosa campaña contra los celtas del noroeste peninsular y de Galicia, embarcando a continuación en las costas gallegas en una gran escuadra en la que viajó a Roma, haciendo escala en Cádiz.
César
En Roma obtuvo del Senado los honores del triunfo y del consulado y se convirtió en el imprescindible tercer hombre entre Craso y Pompeyo, con los que integró el triunvirato que rigió los destinos de la República. El Convenio de Luca (56) aseguraba ventajas para cada uno de sus componentes; pero respondía a un equilibrio inestable. En el año 55 los
triunviros acordaron repartirse el gobierno de las provincias: Craso obtuvo Asia, César las Galias y Pompeyo África e Hispania, donde contaba con numerosos partidarios. Poco a poco el poder se fue concentrando en una sola mano.
Craso murió durante una expedición contra los partos (53). La muerte de Craso puso en peligro la situación política de la República. A esto se vino a añadir la muerte de Julia, hija
de César y esposa de Pompeyo, con lo que se rompía el parentesco y la situación de equilibrio que habían mantenido ambos líderes: ni el suegro de estirpe divina, ni el yerno de reconocida fortuna, estaban dispuestos a renunciar a sus aspiraciones hegemónicas.
A lo largo de cuatro años, César y Pompeyo se enfrentarán en una lucha sin piedad por el poder en Roma. Esta guerra civil se desarrolló en todo el ámbito del mundo romano. Se combatió en Italia, Hispania, Grecia, Oriente y África.
Tras una larga guerra civil, César derrotaría a Pompeyo en la batalla de Farsalia y este sería asesinado por esbirros del faraón de Egipto. Tras derrotar nuevamente a los optimates en las batallas de Tapso y Munda, César quedó sin rivales políticos que le hicieran frente.
Una vez terminada la guerra con la victoria cesariana, Julio César convierte el Senado en una asamblea meramente consultiva e impone un nuevo orden a la antigua administración republicana. El vacío de poder creado por la repentina muerte del triunviro vencedor motiva a la creación del Segundo Triunvirato, que enterraría definitivamente al bando optimate y a la República romana.
En el año 62 a.C., regresó Pompeyo de una brillante campaña en Asia y licenció su ejército con la promesa de repartir tierras entre sus veteranos. Pero el Senado temía la poderosa influencia de Pompeyo y, ahora que estaba desarmado, anuló sus decisiones en Asia, así como las promesas hechas a sus veteranos y le negó el consulado que pretendía para
el siguiente año.
La labor política de Pompeyo es algo turbia. Nacido en el seno de una familia poderosa, fue partidario de Sila hasta la muerte del dictador. Como brazo derecho del Senado, luchó contra Lépido y Sertorio. Se alió luego con Craso y anuló la constitución de Sila. Contemporizó a la vez con el Senado y con el pueblo. Siempre le movió la vanidad, una
ambición sin límites y un afán de gloria personal. Fue uno de los romanos que con menos ideal político actuó. En materia de honores era de una susceptibilidad morbosa. Disgustado por la ingratitud del Senado, se alió con César, quien aprovechó el enfado de Pompeyo para repartirse con él el mando de la República. Los dos invitaron a Craso, la persona más rica de Roma, para que se uniera con ellos y formaron así el Primer Triunvirato (60-53 a. C.), el ejercicio del poder compartido por tres gobernantes: Gneo Pompeyo Magno, Cayo Julio César y Marco Licinio Craso.
Los triunviros lograron que Publio Clodio Pulcro fuera electo tribuno de la plebe, dejando así indefenso al Senado, capitaneado entonces por los conservadores Marco Porcio Catón (Catón el Joven) y Marco Tulio Cicerón. La alianza entre los tres fue sellada con el matrimonio de Pompeyo con la hija de César.
Tiempo después Craso parte a gobernar la provincia romana de Asia Menor y muere en la Batalla de Carrhae. Julio César se hace conceder el mando de la Galia Cisalpina y de Iliria y se marcha a la Galia. Su intención era crear un ejército particular, adicto a su persona, como instrumento de sus futuras ambiciones políticas. Pompeyo se queda en Roma, donde el bando conservador del Senado le convence de la necesidad de eliminar a Julio César, al que le presumen ambiciones de hacerse coronar rey, lo que significa un peligro para la República romana.
La conquista de las Galias fue de gran trascendencia para Roma; la nueva provincia se convirtió en bastión del Imperio para contener por Occidente a los germanos y fue la base de la fortuna política y militar de César. La victoria romana en la guerra de las Galias brinda gran simpatía del pueblo romano hacia Julio César, por lo que el Senado, temiendo que César se apropie del poder, presiona a Pompeyo para que le haga regresar a Roma sin su ejército.
Entre el 7 y el 14 de enero de 49 a. C., César recibió la noticia de que el Senado había concedido poderes excepcionales a Pompeyo. César barrunta que una vez en Roma, podría ser juzgado y procesado por los delitos que le imputaban los optimates: Llevar a término guerras sin el permiso del Senado y reclutar más legiones de las permitidas. La tensión entre el Senado y Cayo Julio César, gobernador de las Galias, iba en aumento. La actitud obstruccionista del Senado contra el flamante conquistador de las Galias obligó a César a tomar el camino de las armas. Tras arengar a sus tropas con la célebre frase “Alea iacta es” (‘la suerte está echada’), cruzó la noche del 11 al 12 de enero del año 49 a. C., con la legión XIII Gemina, el río Rubicón, frontera entre su provincia de la Galia Cisalpina
e Italia, y marcha sobre Roma. La Segunda Guerra Civil de la República romana había comenzado. Pompeyo disponía de recursos mucho más numerosos que los de César y el Senado le había otorgado todos los poderes, pero César comandaba un ejército personal que seguía ciegamente a su jefe

La batalla de Munda - Bética

Aunque derrotados, los pompeyanos, llevados por los hijos de Pompeyo, aún tendrán fuerzas para plantear un último combate, esta vez en Hispania, donde eran más fuertes. El mismo César llegó a Hispania en el año 46 a.C. La batalla definitiva se produjo en los campos de Munda. 
Los pompeyanos, dirigidos por Labieno, formaron a sus trece legiones con las espaldas protegidas por Munda y por su propio campamento. En total, disponían de 73.000 hombres, con las legiones en el centro y los auxiliares y la caballería a los lados. Enfrente, tras el arroyo de Cacherna, César dispuso a sus 41.000 hombres, con los flancos cubiertos por la infantería auxiliar y la caballería. 
Cuando las tropas de César cruzaron el arroyo, ambas caballerías se enfrascaron en la batalla, mientras que las legiones V y III de César aguantaban a la desesperada. Entonces llegó el turno de la X, la mejor legión cesariana, quien amenazó con romper el ala derecha pompeyana. Labieno ordenó entonces a la última legión de su flanco derecho acudir en ayuda del izquierdo. Para cubrir el hueco, los auxiliares pompeyanos se desplazaron a su izquierda, dejando un espacio que fue aprovechado por la caballería de César para avanzar y atacar a la pompeyana, poniéndola en desbandada. La línea de los pompeyanos se había roto y la batalla estaba ya decidida. Los legionarios de César masacraron al enemigo, atrapado entre sus espadas y las lanzas de la caballería. Unos 30.000 pompeyanos murieron en Munda. Los que pudieron huir se refugiaron en la misma Munda o en Córdoba, entre otras ciudades pompeyanas. César no tardó en tomarlas. 
Era el año 45 a.C. y César volvía nuevamente a Roma como vencedor de una guerra civil que había durado tres años.

(ArteHistoria)

sábado, 2 de febrero de 2019

Caeríana - Jerez de la Frontera

Jerez de la Frontera, ciudad rica y populosa del reino y provincia de Sevilla, y cabeza de partido, distante quince leguas de su capital y dos del mar Atlántico. Ya están de acuerdo los geógrafos modernos en que no fue la antigua colonia Asido Caesariana, que fijan en las huertas de Sidueña (véase su artículo en el convento Hispalense), sino el municipio Caesariano, que gozaba el derecho de los latinos, tal vez el que llama Tolomeo Caeriana, y que pertenecía á este convento Gaditano y á la región de los túrdulos.
Lo que no tiene duda es que se conservan en esta "ciudad varios trozos de su antigua muralla, construida con argamasa de piedras menudas, tan dura que parece de cantería: otros de cloacas que tienen de profundidad un estado de hombre, y de ancho mas de una vara, cuyos lados son de piedra labrada, cubiertos con rosca de ladrillo. Se descubrió al poniente de esta ciudad un acueducto subterráneo con cañones de plomo, y al oriente otro de piedras horadadas y unidas. Permanece al fin de la calle de Bizcocheros una estatua de mármol blanco que representa la figura de un magistrado; y dos de piedra en la calle de los ídolos, llamada tal vez asi por estas dos estatuas. Se encontraron en las ruinas y cimientos de algunos edificios antiguos varias medallas romanas y una grande de Balbus Pontifex, igual a la que se refiere en el artículo de Cádiz. Y subsisten trozos de inscripciones sepulcrales y dedicaciones.
Una piedra de 5 cuartas de alto y de poco mas dé vara de ancho, en forma de pedestal, muy laboreada con caracteres fenicios e inscripciones en lápidas marmóreas.

(Ceán Bermúdez)

Villa de las Calaveras - Renedo de Esgueva

La villa romana de Las Calaveras, se localiza en el término municipal de Renedo de Esgueva (Provincia de Valladolid, España)
Se trata de un extenso yacimiento de 14 hectáreas, recogido en el Inventario Arqueológico de Valladolid, y en el que la prospección ha distinguido varios núcleos con especial densidad de hallazgos, lo que se corresponde con la discontinuidad de estructuras que se aprecian en las fotografías aéreas.
Declarada como Bien de Interés Cultural el 6 de agosto de 1999.
Se distinguen los siguientes núcleos constructivos:
Un conjunto arquitectónico de amplio desarrollo en torno a un patio con peristilo, fácilmente identificable con la villa propiamente dicha.
Una construcción con planta de dos cuadrados inscritos, identificable con un pequeño templete o "fanum".
Un sector que el inventario arqueológico reconoce como necrópolis, con abundante presencia de restos humanos, en el que nítidamente se dibuja un gran edificio basicial rectangular con ábsides contrapuestos en los lados cortos e interiormente compartimentando, que viene a constituir el primer ejemplo conocido de época tardorromana en la meseta, donde sí se construyeron otros visigodos y mozárabes con parecida planta y se viene a unir a otros conocidos de la península y a los más abundantes norteafricanos.
Junto a él, hay trazas de un pequeño edificio de perímetro cuadrados en el que se inscribe una planta interior tetralobulada, que pudiera corresponder, a un baptisterio o "mausoleo martyrium".
La cronología del conjunto es tardorromana, como ponen de manifiesto los abundantes materiales cerámicos de "terra sigillata hispanica tardía", y vidrios, aunque algunos fragmentos cerámicos ponen de manifiesto un antecedente altoimperial.

(Wikipedia)

Tesoro de Valsadornín - Palencia

El tesoro de Valsadornín es un tesoro de la época de la Hispania romana (fechado circa 270) encontrado en las proximidades de la localidad de Valsadornín, provincia de Palencia, España.

Historia
El tesoro fue hallado el 19 de agosto de 1937 por los hermanos Tomás y Eusebia Roldán cuando recorrían a pie el camino que unía Valsadornín con Gramedo, localidad de la que eran vecinos. En medio de una fuerte tormenta, cuando atravesaban el paraje de Santa Águeda en un lugar conocido como Valdiquecho, tropezaron con los restos de un recipiente que asomaba del suelo con una gran cantidad de monedas. Los hermanos recogieron el tesoro y lo trasladaron a su casa. Allí comprobaron que se trataba de una especie de olla con un conglomerado de monedas oxidadas en su interior. El conjunto pesaba 45 kg.
Las autoridades arqueológicas palentinas procedieron a inspeccionar el lugar en busca de otros posibles restos, sin resultado. El tesoro se trasladó al Museo de Palencia, pero no llegó completo pues los propios hermanos Roldán, así como vecinos de Cervera de Pisuerga, el gobernador de Valladolid Juan Alonso-Villalobos Solórzano o el departamento de Arqueología de la Universidad de Valladolid, se quedaron con parte de las monedas. En este museo permaneció hasta 1951, cuando se trasladó la parte amalgamada del tesoro al Museo Arqueológico Nacional en Madrid.
En 1979 se realizó el primer estudio de la parte que quedó en Palencia. Entre las monedas del tesoro, los emperadores romanos que mayoritariamente aparecen representados son Galieno, Claudio II y Salonina, aunque en total hay dieciocho gobernantes representados.[3]​ El total de monedas en Palencia era de 2421, que pesaban 6,2 kg, un 14 % de las del hallazgo inicial.​ El examen de las monedas permite fijar la fecha de ocultación del tesoro no antes del 270 y su dueño seguramente lo escondiera debido a la inestabilidad interna de la época.​ Se estimó que inicialmente el tesoro pudo tener unas diez mil piezas.
La parte de Madrid permaneció en depósito en el MAN por décadas, esperando para ser restaurada. Finalmente entre 2016 y 2018 el Instituto del Patrimonio Cultural de España procedió a restaurarlo y tras ser expuesto en el MAN, fue entregado al Museo de Palencia en enero de 2019 para su exposición completa.

(Wikipedia)