lunes, 22 de enero de 2018

Villa romana de Bruñel - Quesada

De interés
Edificio cuadrangular de ábsides contrapuestos empleado para actividades agropecuarias.

Descripción
La villa de Bruñel fue descubierta en 1965 y desde entonces ha sido objeto de diversos trabajos que se han centrado en interpretar desde una perspectiva diacrónica las funciones y usos de los diferentes espacios que conforman el complejo. Entre estas investigaciones destaca fundamentalmente las llevada a cabo por Manuel Sotomayor .
La construcción de la villa viene fechándose en el siglo II d.C. Esta primera fase fundacional está caracterizada por la parquedad con la que nos han llegado los datos arqueológicos. A este momento podemos adscribir un interesante edificio de planta cruciforme al que están asociado grandes depósitos hidráulicos.
Entre los siglos III y IV se produce en la villa un esplendoroso proceso de remodelación. Es en esta fase cuando se configura por completo su parte residencial siguiendo un modelo habitual como es el de la villa de peristilo.
A través de un pequeño atrio tetrástilo situado en el lateral norte se accedería al centro neurálgico de la villa, un amplio peristilo en torno al cual se distribuyen las distintas estancias. El peristilo está compuesto por un cuadripótico de tres metros de anchura y su cubierta descansaría en un total de catorce columnas. La galería se encuentra pavimentada con un mosaico geométrico caracterizado por un paño central en el que sucesivamente se emplean círculos, cuadrifólios y cuadrados concavos ofreciendo al visitante que lo observa detenidamente una mera ilusión óptica cambiante. La zona central del peristilo estaba decorada con una fuente rodeada por un canal perimetral. El espacio sobrante entre este canal y el inicio de la zona porticada, probablemente fue adornado con elementos vegetales tan característicos para este tipo de espacios.
Las estancias que se articulan en torno al persitilo se encuentran pavimentadas con distintos tipos de pavimentos musivos o con sencillos pavimentos de opus singinum. Entre todas ellas destaca especialmente la de mayores dimensiones, identificada como el oecus de la villa y situada en el lado corto opuesto al atrio de acceso, coronando el peristilo.
La última fase constructiva de la villa se produce en el siglo IV, y se caracteriza por la superposición de la nueva construcción a buena parte de la villa anterior. Se trata de un episodio constructivo de menores pretensiones que el anterior, en el que se ha dejado una parte de la antigua villa sin ocupar y donde desaparecen por ejemplo los pavimentos de mosaicos.
El nuevo complejo viene marcado por la construcción de dos grandes edificios: un gran patio de 24 por 23 metros al que se abren diferentes habitaciones, y un edificio de cuadrangular con ábsides contrapuestos. A pesar de que este último edificio presenta un tipología muy empleada en las iglesias del momento, los vestigios arqueológicos (pavimentos de opus signinum, ausencia de enterramientos, utillaje agropecuario recuperado) llevan a pensar que este edificio cumplió una funcionalidad relacionada con las actividades agropecuarias de la villa. Aunque no es descartable que en un primer momento fuese concebido como iglesia y que nunca se llegase a usar como tal.

(Villae Beticae)

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