La situación estratégica del lugar hizo de este asentamiento un punto de control del paso natural de la ruta que, en época prerromana, seguían los minerales provenientes de Cástulo en dirección al puerto de Malaca.
A los siglos V y IV a.C. corresponde el momento de mayor esplendor y desarrollo de la ciudad ibérica. Los cambios de orientación de las vías de circulación en época romana tuvieron una influencia determinante en el desarrollo de esta población ya que el tránsito de personas y mercancías pasó a ser cuantitativamente menor y, consecuentemente, la vitalidad económica y la importancia comercial y estratégica de la ciudad se vio sensiblemente afectada.
Los niveles de destrucción documentados en los restos estructurales de la ciudad hablan de un incendio generalizado en la segunda mitad del siglo II d.C. que supuso la desaparición del núcleo poblacional.
La parte superior del cerro alberga los restos arqueológicos del núcleo primitivo del poblado ibérico, amortizados por las construcciones más relevantes de época romana. Las campañas de excavación, principalmente centradas en la ladera sur del cerro, dieron como resultado la aparición de muros de mampostería y, a escasos metros de los mismos, una pequeña pileta rectangular revestida de opus signinum concebida para almacenar aceite. En la zona más oriental de la franja excavada en la ladera se observan los restos de lo que posiblemente fue una taberna vinaria.
Selección
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