El Museo del Puerto Fluvial de Caesaraugusta, conserva la estructura de un gran edificio que constituía el límite nordeste del Foro de Caesaraugusta y ponía en comunicación a éste con la orilla del Río Ebro, donde se situaría el Puerto Fluvial.
El Río Ebro era navegable en la época romana desde Dertosa (Tortosa), donde existía un puerto mixto marítimo y fluvial, hasta Vareia (la actual Logroño), y a lo largo de sus orillas se desarrollaba un intenso comercio que favoreció la aparición de puertos fluviales en varias ciudades. De ellos, el de Caesaraugusta era el principal enclave redistribuidor en el centro del valle tanto de mercancías procedentes del interior (trigo, madera, hierro, pieles, lino, etc.) como de la costa (vino, salazones, cerámicas, mármoles, joyas, etc.).
Situadas en el ángulo nordeste del foro, las instalaciones portuarias se extendían por la orilla derecha del río, aprovechando el carácter tranquilo de las aguas en esta zona. Estas instalaciones contaban con un gran edificio, probablemente destinado a funciones de almacenaje entre otras, que se abría al río por una bella fachada de arquerías. Desde esta arquería se accedía a un vestíbulo que a través de una escalinata comunicaba las instalaciones portuarias con el recinto del foro.
El conjunto portuario se construyó en torno al cambio de era (se conservan las marcas de cantería de las legiones fundadoras -IV Macedonica, VI Victrix y, X Gemina- en algunos de sus sillares), si bien a finales de este siglo o en la primera mitad del siglo II d.C. se completan sus instalaciones con la construcción de un mercado (macellvm) al este del gran edificio.
El abandono de estas instalaciones se ha fechado hacia mediados del siglo VI d.C., momento en que se ciegan las grandes arquerías que daban al río quizás para hacer frente al asedio franco del año 541. La actividad portuaria continuó durante los siglos siguientes, manteniendo el carácter de Zaragoza como centro económico redistribuidor en el valle medio del Ebro.
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