Las principales pedreras tarraconenses estaban destinadas básicamente a la explotación de piedra calcárea, muy frecuente en los alrededores de la ciudad. Actualmente se conocen una decena de canteras, aunque la más espectacular por sus dimensiones y su estado de conservación es la del Mèdol.
El Mèdol es un gran hoyo de más de 200 m de longitud y una anchura de entre 10 y 40 m, producido por la constante extracción de piedra en época romana. En el centro de la pedrera se alza una aguja de piedra de 16 m de altura que marca la cota original de la roca antes de iniciarse su explotación. Se calcula que de esta cantera se extrajeron aproximadamente un total de 50.000 m³ de piedra.
La piedra del Mèdol es una lumaquela miocénica de color amarillento dorado, muy fácil de trabajar, con la que se construyó un gran número de los edificios romanos más importantes de Tárraco. Posiblemente, esta pedrera también fue utilizada en época medieval. El traslado de los sillares a la ciudad se realizó a través de la Vía Hercúlea, conocida después como Vía Augusta, que discurría a escasa distancia de la cantera.
En la actualidad, las condiciones ambientales de este hoyo han creado un microclima que lo ha convertido en un espacio de elevado interés ecológico.
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