El puente romano es lo único que de la antigüedad queda casi completo en las Ventas de Valpierre.
No es un puente de ahora, está claro. Ni siquiera medieval, tan característicos como son todos los puentes de los siglos medios, que se distinguen por su arco más elevado en el centro que en los extremos. Hasta tiene éste de Valpierre, para que podamos asignarlo a la edad romana, el carecer de argamasa en las junturas de las piedras, a pesar de lo cual ha resistido los embates del tiempo y se sostiene, aunque parezca que le falta poco para desvencijarse su único arco y venir a tierra.
Pero no es sólo el estar simplemente unidas las piedras sin trabazón alguna lo que nos le hace considerar como romano, sino que es al mismo tiempo punto de enlace de las distintas calzadas reconocidas por todos como romanas que afluyen a él y a la entrada y a la salida dejan ver con toda claridad el entretejido de sus diversos estratos, que vienen a reforzar los arranques de su sencillo arco, que desplaza un hueco de unos tres metros y medio, siendo la anchura de su calle cinco metros y medio, medio mas que las calzadas.
Se halla bastante bien conservado, si bien se notan algunos desperfectos debidos al agua del invierno y los temporales y accidentes atmosféricos. Sus lados están guarnecidos por dos pretiles de enormes piedras cuidadosamente labradas a escuadra.
Selección
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