Nestar surgió como pueblo caminero, pegado a un antiguo puente de origen romano (Puente Perdiz) del que se conservan sus cinco ojos y treinta dos metros de su antigua fabrica, que traspone el cauce del río Rubagón, y por el que discurría una vía romana que comunicaba Herrera de Pisuerga (Pisoraca) con Santander (Portus Blendium).
Hasta hace pocos años todavía se podían ver en la margen izquierda de este río y casi pegadas a este puente, las ruinas de una ermita advocada a la Virgen del Sol o de la Guía (que hoy solo se intuyen) que muy probablemente se asentase sobre las ruinas de lo que fue un pequeño templo romano, muy habituales en otras construcciones publicas de esa época.
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