miércoles, 6 de junio de 2018

Villa romana de Camarzana de Tera

Camarzana de Tera se encuentra al noroeste de la provincia de Zamora, dentro de la comarca de Benavente y los Valles, en un espacio central del valle del río Tera. Este espacio ha acogido un importante número de enclaves arqueológicos a lo largo de la historia. Dominando el actual núcleo urbano se sitúa el asentamiento de El Castro, ocupado durante la I y II Edad del Hierro.
La villa romana de Camarzana de Tera es conocida desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando se localizaron varios restos de mosaicos y otros materiales, depositados en el Museo de Zamora.
Se llevaron a cabo varios sondeos arqueológicos estimativos con el fin de comprobar la existencia de vestigios, confirmándose tanto la existencia de estructuras habitacionales con pavimentos de mosaicos con decoración geométrica, así como un capitel muy similar a los existentes en el Museo de Zamora, procedentes de esta localidad.
Se propuso la ampliación de la intervención, incorporando la totalidad del solar (867 m2), trabajos que se llevaron a cabo en el verano de 2007 con la colaboración económica de la Junta de Castilla y León y de los promotores. En el año 2009 se produce la compra de estos solares por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura.
La intervención primera se centró en la delimitación e identificación de cada una de las estancias y de sus pavimentos, en muchos casos musivos. Se trata de dependencias articuladas en torno a un espacio central que componen las diferentes habitaciones de una vivienda campestre romana, en los que se denomina su parte noble o pars urbana, junto con alguna área de transito.
Nos encontramos con un patio abierto y sin solera reconocida, alrededor del cual discurre un pasillo con diferentes características según sus lados, uno de los cuales presenta un pórtico columnado. Se encuentra solado con un pavimento de opus tessellatum, conformando un mosaico geométrico policromo.
Frente al patio se sitúa la estancia 3, donde se encuentra un mosaico realizado en opus tessellatum presidido por una figura togada en posición sedente, con tocado, casi de tamaño natural, rodeado de animales enmarcados por un cuadrado a modo de jaulas. Es muy probable que sea la representación del mito de Orfeo amansando a las fieras, si bien el mal estado de conservación impide reconocer la lira en sus manos. Rodeando estas figuras se disponen ocho cartelas con cuatro cuadros en los ángulos que cobijan a caballos con los nombres de Germinator, Fynix, Aerasimis y Venator Qvi.en el centro de los laterales se identifica una cratera.
En la zona de acceso a la habitación se han dispuesto tres cartelas que ocupan el ancho de la misma y enmarcan otras tantas escenas orientadas hacia el pasillo. La occidental muestra una parra con perdices; la central es una escena venatoria con dos cazadores a caballo y lanza dando muerte a un jabalí y; la cartela restante muestra un personaje a caballo, con un árbol a su izquierda y un perro debajo. Esta habitación parece corresponder al triclinium.
En el centro del pasillo superior se construyó una escalera que da acceso a una sala al oeste. Se trata de la mayor habitación de la casa. Se cubre con un mosaico cuyo diseño responde a una compleja composición de cadenetas de ochos formando swásticas y rombos con motivos vegetales. Un cuadro en el centro de la sala se rodea de tres cenefas, dos geométricas y una vegetal en la que se engarzan genios, todo ello realizado en opus vermiculatum. El espacio central se ocupa por un solo motivo figurado, que muestra un cuadrúpedo en un medio acuático y enjaezado, montado por una figura femenina. Podría tratarse de una representación del rapto de Europa. Esta estancia podría corresponderse con el oecus de la vivienda.
Por lo que respecta a los amteriales arqueológicos han sido muy exiguos, si bien se han recuperado cerámicas de época romana. Se han recuperado monedas de que ratifican la ocupación de este espacio durante la romanidad tardía, como un sextercio de Marco Aurelio (del siglo II d.C), la mayoría datan del siglo IV d.C., como amonedaciones de Contastino I, Delmacio o Magencio.

(Zamora Protohistórica)

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