El Acueducto subterráneo de Huelva es una obra hidrológica civil datada en el siglo I d.C. Ubicado en la actual ciudad de Huelva, conocida como Onuba Aestuaria en tiempos del Imperio romano, se encuentra situado en una zona de cabezos llamada El Conquero recorriendo la ciudad desde el monasterio de la Cinta, hasta las inmediaciones del cabezo de San Pedro.
La especial localización de la ciudad de Onuba, en el estuario entre los ríos Tinto y Odiel y su alto aporte de sedimentos propició en el periodo terciario la creación de los llamados “Cabezos”, elevaciones de hasta 60 metros de tierra ya compactada, semipermeable y protegida por la vegetación autóctona. La “Fuente Vieja”, sorteando estos cabezos o incluso a través de ellos, suministró agua a Huelva durante los años de mayor esplendor de la ciudad romana, entre mediados del siglo I y principios del siglo II según las dataciones del estudio. Se trataba de una urbe con un importantísimo tráfico de minerales que llegaban desde las minas de cobre, oro y plata cincuenta kilómetros al norte. Pero el comercio minero no había sido el único que dio cierta importancia económica a Onuba. El salazón del pescado era otro de los pilares de la economía, procesado de pescado que requería ingentes cantidades de agua. En el estudio arqueológico se encontraron dos tuberías principales en la actual Calle Palos que confirmaron la presunción que en época romana existía un importante sistema de abastecimiento de agua para la ciudad.
Tras época romana el acueducto siguió abasteciendo a la ciudad hasta después del siglo XVI
(Wikipedia)
La especial localización de la ciudad de Onuba, en el estuario entre los ríos Tinto y Odiel y su alto aporte de sedimentos propició en el periodo terciario la creación de los llamados “Cabezos”, elevaciones de hasta 60 metros de tierra ya compactada, semipermeable y protegida por la vegetación autóctona. La “Fuente Vieja”, sorteando estos cabezos o incluso a través de ellos, suministró agua a Huelva durante los años de mayor esplendor de la ciudad romana, entre mediados del siglo I y principios del siglo II según las dataciones del estudio. Se trataba de una urbe con un importantísimo tráfico de minerales que llegaban desde las minas de cobre, oro y plata cincuenta kilómetros al norte. Pero el comercio minero no había sido el único que dio cierta importancia económica a Onuba. El salazón del pescado era otro de los pilares de la economía, procesado de pescado que requería ingentes cantidades de agua. En el estudio arqueológico se encontraron dos tuberías principales en la actual Calle Palos que confirmaron la presunción que en época romana existía un importante sistema de abastecimiento de agua para la ciudad.
Tras época romana el acueducto siguió abasteciendo a la ciudad hasta después del siglo XVI
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