jueves, 19 de febrero de 2015

Acueducto de Segovia

Quizás la más famosa construcción romana en la Península es el Acueducto de Segovia. La presencia romana en la Península Ibérica a lo largo de seis siglos dejó un amplio conjunto de obras públicas, entre las que hay que destacar la extensa red de carreteras, muchas de las cuales aun hoy perviven, las construcciones para el ocio, como teatros, anfiteatros o circos, o la construcción de redes de alcantarillado, termas o acueductos, que abastecían de agua corriente a las poblaciones, preocupadas por la higiene pública. Perfectamente conservado, la parte más famosa y monumental del acueducto de Segovia corresponde al muro transparente de arcos sucesivos que lo mantiene airosamente alzado en la vaguada del Azoguejo. Realizado en granito a finales del siglo I después de Cristo, bajo el reinado del emperador Nerva, tiene una altura máxima de 28 metros y medio y 818 metros de largo. Para su construcción se utilizaron 20.400 bloques de piedra unidos sin ningún tipo de argamasa. A diferencia del Pont du Gard, el sistema de construcción que se emplea aquí consiste en levantar enormes pilares unidos a media altura y con arcos de sostén en la parte superior.
Su autor hizo un extraordinario alarde de técnica, pues el equilibrio de tan liviana construcción descansa en el conjunto de la obra. De esta forma, el acueducto sólo se mantiene estable si se conserva en su integridad, a diferencia de otros ejemplos como el de los Milagros de Mérida, cuya estabilidad descansa de manera independiente en las columnas. Fue restaurado en el siglo XV por la reina Isabel de Castilla.

(ArteHistoria)

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