La defensa de las ciudades ha sido uno de los principales asuntos con que las distintas culturas se enfrentaban para asegurar el porvenir, no solo de sus habitantes y pertenencias, sino también de su cultura y forma de vida. Los romanos fueron los que perfeccionaron los distintos métodos de defensa mediante murallas.
En España tenemos múltiples ejemplos, casi todos de los primeros años de dominación -Siglo I y Siglo II a.C.- y muchos de ellos restaurados o remodelados, que atestiguan la importancia que estas edificaciones tenían en el mundo romano.
Con la "Pax Augusta", como es lógico, se redujeron las edificaciones de murallas, volviendo a reactivarse en el Siglo III por la presión de los pueblos bárbaros.
Por lo general, consistían en dos paramentos paralelos de sillería -opus quadratum- de tamaño variable, y entre ellos un relleno de mortero, piedras e incluso de hormigón romano. Estas paredes exteriores, a veces tenían los sillares almohadillados, y estaban separadas por 4 m. como mínimo, llegando a los 10 m. en ocasiones excepcionales.
(HISTORIA DE LA ARQUITECTURA EN ESPAÑA)
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