La Carmo republicana ocupaba el mismo emplazamiento que la ciudad Turdetana y Púnica, el barrio de San Blas.
Con la pacificación de la Hispania, se inicia un período de prosperidad económica y una lenta pero segura romanización. Carmo acuñó moneda en los siglos I y II a.C. con el símbolo de dos espigas enmarcando el nombre de la ciudad.
En la época Flavia y con los Emperadores hispanos, Carmo vivió su época de esplendor. La ciudad se reformó y expandió adaptándose a los nuevos conceptos urbanísticos romanos.
Situada sobre una meseta elevada con laderas muy escarpadas la ciudad en época romana se hallaba amurallada. En la actualidad se conservan varios lienzos de muralla y dos puertas: la de Sevilla y la de Córdoba, y los restos de otra en el Raso de Santa Ana. La muralla medieval prácticamente discurre por encima de la romana excepto en las zonas de Albollón y Cenicero donde su perímetro fue variando a medida que se ganaba terreno a las dos vaguadas colmatadas de época romana.
Las puertas de Sevilla y Córdoba marcaban los extremos occidental y oriental del cardo máximo, mientras que las puertas de Postigo y Morón marcaban el norte y el sur del decumano máximo.
Julio César dijo de Carmo "Carmonenses quae est longe firmissima totius provinviae civitas" es decir, que Carmona era la ciudad más fuerte de la Bética.
Con la crisis del siglo III, la ciudad se contrae, y comienza un proceso de recesión urbanística y se reutilizan los edificios abandonados.
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A-10 = Item ab Hispalis Emeritam
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Vía Augusta
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