Hace unos meses, al pasar con el coche por Vilavedelle observe como un pequeño monte que se encontraba hacia la Ria del Eo, poco después de pasar el citado pueblo, había sido talado en su totalidad.
Conocía de hacia tiempo la existencia de este castro, pero los eucaliptos no permitían apreciarlo correctamente.
Precisamente por quedar libre de arboles, y aprovechando que las tierras circundantes dedicadas al cultivo del maíz estaban todavía sin sembrar, se hacia imprescindible una visita a este yacimiento y sacar unas fotografías que dejasen constancia de las estructuras visibles.
El castro de Vilavedelle se encuentra asentado en la parte alta de un promontorio situado en la margen derecha de la Ría del Eo, individualizado por dos vaguadas a N. y S., y otra vaguada que lo separa de las estribaciones del Pico Peredo.
Se adapta a la forma lenticular del montículo, con un eje mayor en dirección SSO - NNE, potenciando su protección con un sistema defensivo basado en dos lineas de fortificación que rodean a media pendiente tres lados del castro, quedando la vertiente que da a la ría protegido por una sola. Este sistema defensivo esta compuesto por potentes fosos y sus correspondientes parapetos en el lado S del castro, En su vertiente E. las defensas se componen de aterrazamientos y taludes sucesivos, intuyéndose estos mismos en su vertiente N., acompañados de sendos fosos. Por su parte, la vertiente O. queda protegida por un acusado talud, antecedido por una terraza, así como un potente muro aproximadamente tres metros de altura, que delata la presencia de una muralla.
El espacio de ocupación que queda comprendido por el sistema defensivo descrito, ahora libre de arboles, esta relativamente abombado hacia el S. del camino que corta el castro, y más llano hacia el N., describiendo una forma oval de tendencia lenticular, que comprende unas 40 áreas.
El camino que atraviesa el castro, podría seguir el camino de entrada original a este yacimiento, si bien es cierto que la caja del camino se ha profundizado y ensanchado para dar acceso a la vertiente Oeste. Esto ha permitido dejar a la vista dos tramos de muro, con aparejo de pizarra trabada con barro.
Además, Jorge Camino Mayor constata la existencia de otro muro que podría pertenecer a la cabecera de una construcción oval en la parte meridional del lado E. de la terraza. No se han constatado más hallazgos en la bibliografía.
Como sucede en otros yacimientos de éste tipo, Jorge Camino recoge una pequeña leyenda asociada al mismo, en la que se atribuye a los moros una pequeña oquedad natural existente al borde del camino en la parte N. del castro (1995, 32).
Evidentemente no es el único castro que tenemos en el concejo, como ya hemos tenido oportunidad de ver. En otros post los iré presentando. Algunos estáis hartos de verlos. Y aunque no sabemos su cronología concreta, ya que no han tenido ninguna intervención arqueológica, muchos de ellos debieron estas ocupados en época romana, debido a su cercanía a centros de minería aurífera, interés principal de Roma en esta comarca.
CASTROPOL: HISTORIA Y ARQUEOLOGIA
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