sábado, 29 de mayo de 2021

Fondeadero de Cabo Higuer - Fuenterrabía


Tipo de yacimiento:
fondeadero.

La bahía de Fuenterrabía constituye el sector exterior del estuario del Bidasoa y se extiende desde la punta de Santa Ana, en territorio francés, hasta el Cabo de Higuer. Este promontorio rocoso, ubicado en su extremo occidental, protege las aguas de la bahía de los vientos dominantes del Norte y Noroeste, definiendo un excelente refugio natural para las operaciones de fondeo, carga y descarga de embarcaciones, así como para el acopio de agua dulce. Al pie mismo del Cabo de Higuer y a poca distancia del actual puerto de Fuenterrabía se encuentra un fondeadero natural conocido como cala de Asturiaga o fondeadero del Cabo Higuer.

En 1961 T. Hernandorena informó acerca del hallazgo de materiales de época romana a 15-20 metros de profundidad en aguas del fondeadero, a unos 100 metros frente al castillo de San Telmo. Estos restos fueron publicados parcialmente por M. A. Mezquíriz. Entre 1969 y 1974 se desarrollaron varias campañas de excavación subacuática bajo la dirección de J. Rodríguez Salís, que pusieron al descubierto un conjunto de materiales aún mayor, estudiado por varios investigadores. Las prospecciones suacuáticas realizadas en 1984 han proporcionado nuevas evidencias.

A pesar de la multiplicación bibliográfica referente a los hallazgos del fondeadero de Higuer, carecemos hasta el momento de un trabajo de conjunto. Se ha documentado un elevado número de piezas, publicadas en pequeños lotes. Entre los materiales cerámicos encontramos recipientes de TSH, TS gris tardía fabricada en la Galia, cerámica de paredes finas, común romana y local, así como varias ánforas y fragmentos de tegula. En 1970,  M, A. Mezquíriz publicaba un supuesto kalathos ibérico encontrado en este yacimiento, cuya interpretación como tal hoy en día está completamente descartada. M.. Urteaga ha dado a conocer recientemente varios objetos de bronce entre los que se encuentran 4 apliques figurados que representan los bustos de Marte, Minerva, el Sol y la Luna, junto con varias asas, una cerradura y fragmentos de jarras. También del fondeadero de Higuer proceden varios ejemplares numismáticos: dos monedas hispanolatinas de Tiberio, acuñadas en Turiaso y Calagurris, un as de Claudio, un antoniniano de bronce de Quintilo (270 d. C.) y unamoneda de Majencio.

La cronología de este conjunto tan variopinto, perteneciente a un número indeterminado de pecios, se extiende entre el siglo 1 y el V d. C. Sin embargo la mayor concentración corresponde al último tercio del 1 d. C. y al siguiente siglo. Los materiales avalan un uso intenso del fondeadero también en época tardía (siglos 1V-V d. C.).

En 1975, M. Martín Bueno y J. Rodríguez Salís informan acerca del hallazgo de un amontonamiento de mineral de hierro sobre el lecho marino, que interpretan como los restos de un pequeño barco hundido junto con su carga mientras se encontraba en el fondeadero.

Estos investigadores han apuntado incluso la hipótesis de que el pecio estuviera cargado con mineral de las vecinas explotaciones de Arditurri y se encontrara dispuesto para dirigirse a algún lugar de la costa hispana o gala cuando aconteció su hundimiento.

A juzgar por los restos materiales llegados hasta nosotros, el fondeadero de Cabo Higuer debió constituir un puerto de recalada obligado en la ruta cantábrica de cabotaje. Su existencia se encontraba en relación directa con las explotaciones mineras del interior del país y con el centro urbano redistribuidor de Oíasso, del que sin duda dependía. Sin embargo, la utilización del fondeadero, constatada al menos desde mediados del siglo 1 d. C., perdura hasta el momento final de la presencia romana, incluso en momentos muy tardíos, cuando la vitalidad del Irún romano debía haber menguado notablemente. Tan sólo sus excepcionales condiciones topográficas y su posición estratégica en un peligroso tramo costero pueden explicar su importancia para la navegación marítima romana,

De Brigantium a Oiasso 

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