En el término municipal de Cabra (Córdoba) se encuentra uno de los yacimientos más arcano de la cultura romana y a la vez más abandonado a su suerte, cómo veremos más adelante, a pesar de ser BIC.
Y digo todo esto porque en la Villa romana del Mitra (en el partido de Fuente de las Piedras) apareció la escultura de Mitra, de bulto redondo, y en perfecto estado de conservación. A la fecha de hoy, este yacimiento no ha sido estudiado en toda su extensión para determinar su amplitud, ni tampoco ha sido puesto en valor, a pesar de su importancia. Habría que conocer el proceso histórico de lo que serían los modos de vida, en un asentamiento rural, de época romana, hasta convertirse en una aldea, en época visigoda en el s. VII d. n. e., incluyendo un edificio de culto cristiano.
La escultura de Mitra Tauróctonos (denominada así por Antonio García Bellido), es decir, el dios Mitra sacrificando el toro sagrado, se encontró en 1952, fue todo un revulsivo en la época porque se creía que el lugar de su aparición estaba ligado con los Mitreos, que eran los lugares donde se realizaban el culto a este dios.
Para establecer de qué tipo de estancia se trataba, en 1970, se llevaron a cabo una serie de excavaciones, en el lugar del hallazgo, dirigidas por los Prof. Blanco Frejeiro, Bendala Galán y García García, que determinaron que no se trataba de un santuario de culto mitraico, sino que, correspondía a una villae romana (fincas rústicas) con una serie de estructuras que corresponden con un patio central que contiene una serie de columnas, o peristilo, que englobaba un estanque central de doble ábside, donde se cree que, posiblemente, estaría colocada la escultura del dios Mitra y se recuperaron en esta intervención, una estatua de Dionisios, así como, la de Eros Dormido y un Niño con Liebre que sería utilizada en una fuente.
Alrededor de todas estas estructuras del peristilo se acomodan una serie de espacios, como es el triclinium, con las paredes decoradas con pinturas.
También se documentó la existencia de pequeñas termas privadas.
Posteriormente, en 1982, se llevaron a cabo una serie de sondeos, en la zona excavada, para determinar las reformas que se hicieron en la villae durante el tiempo que fue habitada. Estos trabajos estuvieron dirigidos por los Prof. José Luis Jiménez y Manuel Martín.
El resultado de los estudios reveló que la construcción de la villae, se realizó en el s. II d. n. e., y durante los s.III y IV se llevaron a cabo una serie de reformas, que consistían en la ampliación del patio, pavimentado con mosaicos, de tipo geométrico con motivos vegetales y figurativos, y la distribución de una de las habitaciones en dos más pequeñas.
Estas reformas se han podido fechar debido a la aparición de una moneda de Filipo el Árabe, que fue acuñada, en 248 d.C.
A principios del s. V d. n. e., éste enclave sería abandonado y arrasarían con los objetos más valiosos, quedándose en el lugar las piezas más pesadas. A lo largo de este siglo, el lugar es reutilizado por un asentamiento visigodo, con su oportuna necrópolis.
En 2015, en el mes de marzo, se consiguió que la Junta de Andalucía declarase a este yacimiento como Bien de Interés Cultural (BIC) y en 2016, el Consejo de Gobierno acordó su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Zona Arqueológica.
A la fecha, que nos encontramos, el yacimiento se encuentra en un estado lamentable de abandono, a pesar de haber sido declarado BIC, que debería, por defecto, garantizar la conservación y protección del yacimiento; además de garantizar las intervenciones arqueológicas. Os dejo las fotos de cómo me encontré el asentamiento hace unos meses, para que vosotros mismos juzguéis su estado. Habría que recordar, que estamos hablando de un hallazgo único, encontrado hasta la fecha, en la Península Ibérica, y de la villae romana de peristilo mejor conservada en la antigua provincia Bética.
Algo más que huesos
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