C
omo todas las villas romanas, eran un centro de residencia y producción agrícola y artesana. Junto a la vivienda de los propietarios –decorada con ricos mosaicos –, había zonas dedicadas a la conservación y transformación de los productos agrícolas como el olivo, la vid y el trigo.
También había talleres y centros de producción como los hornos de tejas y ladrillos encontrados en la calle La Fuente.
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