sábado, 17 de septiembre de 2022

Villa romana de Rienda - Artieda


En agosto de 1963, un joven de Artieda, Francisco Iguacel, rompió el arado del tractor mientras roturaba un campo. Cuando quiso comprobar qué había sucedido, descubrió que había dado con una columna de piedra de grandes dimensiones, que estaba enterrada a unos 30 centímetros de profundidad. Contó lo ocurrido en el bar del pueblo, y uno de los vecinos, el capitán de artillería Enrique Osset, que estaba pasando allí sus vacaciones, organizó, con los medios a su alcance, unas excavaciones de urgencia. Así salió a la luz la villa romana de Rienda, en Artieda (Zaragoza), uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Aragón, donde se encontraron mosaicos de gran belleza. 

A la perspicacia de Osset, y a su afán documentalista y minucioso, se debe que los mosaicos se salvaran. Osset no era un profesional de la arqueología, pero comunicó sus hallazgos de inmediato y Antonio Beltrán supervisó los trabajos.

A poco más de dos años de que se cumpla el cincuentenario del descubrimiento, un grupo de vecinos de Artieda ha querido recordar que el mosaico, uno de los más bellos de su estilo encontrados en Aragón, es una muestra importante del patrimonio artístico de origen romano. Y lo han hecho publicando un libro en homenaje a su descubridor, Enrique Osset, en cuyas páginas se recorre la historia del descubrimiento y se divulgan fotografías, dibujos y datos inéditos que Osset elaboró durante su trabajo.

El arqueólogo e historiador José Luis Ona ha coordinado y editado el libro, en el que se reúnen tanto los artículos publicados en la prensa de la época como los firmados por el propio Osset para divulgar el hallazgo. «El mosaico apareció en un campo de cultivo, y la villa romana no llegó a excavarse en su totalidad -señala Ona-. En realidad, la mayor parte del trabajo consistió en la excavación, estudio y extracción del mosaico, que se llevó al Museo de Zaragoza». El estudio incluye numeroso material procedente del archivo privado de Osset, como sus dibujos, de una gran minuciosidad. «El libro lo hemos concebido también como un homenaje a Osset, que hizo catas arqueológicas e intentó salvar el yacimiento, aunque no tuvo suerte. De todas formas, si no hubiera sido por su empeño, hoy no hablaríamos del mosaico».

El Heraldo 

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