lunes, 17 de octubre de 2022

Villa romana de río Ucero - Valdeavellano de Ucero


Ocupa una zona llana con ligera pendiente hacia el este, delimitada al oeste por el río Ucero, al sur por el arroyo de Valdeavellano, al este por el límite de término con Valdeavellano de Ucero y al norte traspasa ligeramente la carretera SO-V-9110 que lo atraviesa en dirección este-oeste.

Las investigaciones arqueológicas han permitido identificar dos habitaciones correspondientes a la parte urbana de un complejo vilicario tardorromano, que se extiende a ambos lados de la carretera SO-920, ocupando los parajes de San Martín y Pozo de Jaray, según informa Ical.

Esta ocupación presenta una fase monumental datada en el siglo IV y principios del siglo V después de Cristo, a la que corresponden los mosaicos hallados de manera fortuita en 1887, y de los que tan sólo se conoce el dibujo de uno, representando a Belerofonte montado en Pegaso y huyendo de la quimera que, herida mortalmente por un dardo, se lanza contra él.

Por otro lado, destaca la presencia de una necrópolis de incineración celtibérica, mejor investigada y con una dilatada trayectoria comprendida entre finales del Primer Hierro y hasta entrada la Segunda Edad del Hierro (siglos V-III después de Cristo). Los ajuares funerarios recuperados consisten en las urnas cinerarias en cerámica conteniendo los restos cremados de los difuntos, así como armas metálicas espadas, lanzas, elementos de escudos y restos de indumentaria tahalíes, fíbulas, joyas de plata, adornos de bronce. Destaca el acompañamiento de restos de animales, probablemente consumidos en banquetes ceremoniales. Las tumbas se alojaron en una simple fosa, a menudo cubiertas por un túmulo de piedras y señaladas exteriormente mediante estelas.

Por último, también se ubica en el yacimiento un necrópolis de inhumación medieval (siglos X-XII d.C.), probablemente ubicada en relación con los vestigios materiales de la villa tardorromana, consistente en sepulturas de lajas o empleando ataúdes de madera en simples fosas y sin ajuar.

En definitiva, la zona arqueológica comprende, según la Junta, un complejo de ocupaciones sucesivas de muy distinta entidad, muy representativas del tipo de yacimientos constatados en la Comunidad. La necrópolis celtibérica ha proporcionado unos ajuares de extraordinaria calidad e importancia, recuperados a través de trabajos científicos. Por su parte, la villa romana se ha reconocido muy parcialmente, si bien la constatación de espléndidos pavimentos musivarios polícromos de tema mitológico indica la relevancia de la quinta aristocrática aquí ubicada en época tardorromana. Estas características muestran el alto valor cultural del patrimonio que alberga el lugar y justifican su declaración bajo la máxima categoría de protección legal.

Norte de Castilla

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