La muralla de Gijón es de fundación tardorromana. Su perímetro alcanza ochocientos cincuenta metros, abarcando una superficie de unas dieciséis hectáreas, de las que estarían habitadas aproximadamente siete. Encerraba en su interior el núcleo originario de la ciudad romana, que en la actualidad se corresponde con el barrio de Cimadevilla.
La fortificación se hallaba flanqueada por torres semicirculares, ligeramente peraltadas, de cuatro o cinco metros de diámetro, situadas a intervalos de unos dieciocho metros. El espesor del muro es de cuatro con sesenta metros en todo el perímetro, excepto en la parte que bordea las termas donde se reduce a tres metros. La técnica constructiva se ajusta al modelo de doble paramento de sillares de arenisca o sillarejos de caliza y arenisca, con relleno de opus caementicium. Todas estas características técnicas nos permiten relacionar a la fortaleza gijonesa con las murallas de Lugo, León y Astorga, formando parte del programa de fortificaciones bajoimperiales aplicado en Hispania.
Dentro del conjunto constructivo destacan los restos de la puerta principal, única entrada localizada hasta la fecha. Dicha puerta estaba formada por dos torres cuadrangulares de cinco con cuarenta metros de lado, separadas por un intervalo de siete con cincuenta metros. Los restos de la cimentación y del alzado permiten suponer la existencia de una entrada de doble arco.
La muralla fue excavada sistemáticamente entre los años 1982 y 1992, bajo la dirección de Carmen Fernández-Ochoa. El descubrimiento de los restos de esta muralla romana en 1982, motivó que fuese incluida en un proyecto de recuperación y presentación pública de los mismos, dentro del Plan Especial de Reordenación Interior de Cimadevilla (PERI) destinado a la rehabilitación y remodelación del conjunto histórico de Gijón.
El arquitecto encargado de la redacción del plan, Francisco Pol, propuso una controvertida restitución ideal del volumen de la muralla en sus elementos más característicos, torres y puerta, evocando lo que pudo haber sido el espacio de época romana. El material escogido para la ejecución de esta recreación fue el ladrillo, de modo que la obra antigua y la nueva se percibieran claramente diferenciadas. En 1989, la muralla es reconstruida en la zona de la puerta, actual calle Recoletas, en su alzado este en la Plaza Jovellanos y en la Torre del Reloj. En el área del lienzo oeste se edifica el archivo municipal integrando los restos de la
En la actualidad, se conservan restos de la puerta principal, formada por dos torres cuadrangulares y parte de los alzados más cercanos a la entrada en el frente sur de la fortificación.
También se pueden contemplar vestigios en el acceso este al Cerro de Santa Catalina, en la sala de audiovisuales del museo de sitio de las Termas Romanas de Campo Valdés, en el restaurante La Casona y en el Archivo Municipal.
También se pueden contemplar vestigios en el acceso este al Cerro de Santa Catalina, en la sala de audiovisuales del museo de sitio de las Termas Romanas de Campo Valdés, en el restaurante La Casona y en el Archivo Municipal.
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