Varias piedras miliarias, de los emperadores Trajano y Adriano que indicaban las millas de la Calzada, así como piedras del desaparecido Puente Guinea.
Un miliario o piedra miliar, palabra proveniente del latín miliarium, es una columna cilíndrica, oval o paralelepípeda que se colocaba en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias cada mil passus (pasos dobles romanos) es decir, cada milla, aproximadamente 1480 metros.
El conocido como miliario áureo era el que estaba destinado a indicar la distancia desde Roma a uno de los extremos del Imperio, recibiendo dicho nombre por las letras doradas elaboradas con bronce e incrustadas.
Solía ser de granito, con una base cúbica o cuadrada y medía entre 2 y 4 m de altura, con un diámetro de 50 a 80 cm.
Los primeros miliarios conocidos datan del período final de la República romana, pero la inmensa mayoría de los conservados fueron realizados bajo el Alto Imperio y, en menor medida, en los siglos III y IV.
La mayor parte de los miliarios llevaban inscripciones grabadas directamente, dependiendo de la importancia o de las ciudades de origen y destino. La inscripción constaba siempre de una serie de partes bien definidas:
- El título completo del emperador bajo cuyo mandato se construía o modificaba la calzada.
- La distancia hasta Roma o la localidad más importante de la vía.
- El gobernador o/y la unidad militar responsable de las obras en la calzada.
-La expresión refecit o reparavit si se trataba de una obra de mantenimiento de la vía.
En el siglo IV, los miliarios perdieron funcionalidad indicativa, transformándose en un elemento de propaganda política de los emperadores.
En el occidente del Imperio, los últimos miliarios fueron realizados en nombre de los coemperadores Teodosio I, Honorio y Arcadio, y, con las invasiones bárbaras y la desintegración del Imperio, cesaron de tallarse al desaparecer el mantenimiento de las calzadas.
Extremadura
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