Las excavaciones se centraron en un punto de la muralla visible, pero en el yacimiento hay evidencias de una ocupación anterior, de época ibérica, aunque también hay constancia de materiales de la Edad de Bronce. “Cuando llegan los romanos se adaptan al poblado ibérico, no lo arrasan, les interesa quedarse porque es un lugar geoestratégico para esa distribución de materiales y control de mercancías” -explica María José-. “
Luego, en época tardorrepublicana se convierte en un lugar muy importante porque se construye la muralla que tiene ocupación hasta la época Alto Imperial. Conforme avanzamos en el tiempo también aparecen materiales del comienzo de época imperial; es cuando la mayoría de la población se baja al llano porque ya no hace falta defenderse, pero con la crisis del siglo III d. C. vuelve la inestabilidad y regresan a las zonas en altura”.
De entre los hallazgos, tanto al interior como al exterior, se han encontrado gran cantidad de balas de honda de plomo, de puntas de flecha de bronce, fragmentos de lanzas de hierro… “Hubo batallas que han dejado como muestra evidente ese material, pero no es la causa del abandono.
En el siglo III d. C. hubo una destrucción de las villas romanas, como en la Fuente de las Pulguinas arrasada por los vándalos entre el año 409-411. Hubo gente que huyendo de la guerra civil se escondió en la Serreta, por lo que a lo largo de la Edad Media, posiblemente se dieran una serie de enfrentamiento y unos ataques que no hayamos podido documentar.
El hecho de que la cerámica del siglo XIII haya aparecido en el lecho de una gran cantidad de cenizas y carbón puede ser la casualidad de un incendio accidental de la estructura de madera o de un acto deliberado por los musulmanes antes de irse o, incluso, una destrucción provocada por los conquistadores cristianos”, añade Joaquín.
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