Uno de los padres de la patria gaditana, la ciudad y la historia no le ha hecho justicia. Lucio Cornelio Balbo, el primer hombre de Gades.
Para quién no lo sepa, con Balbo nació la importancia de la ciudad hasta nuestros días. Nació en el año 100 a.C. En su juventud se vio envuelto Hispania y él en una serie de desórdenes de la época tardo-republicana, las guerras pompeyanas. Quinto Sertorio, oponiéndose a Lucio Cornelio Sila y a Cinna, huyo y se refugió en Hispania y se hizo un héroe local, entre otras cosas porque se acompañaba siempre por una corza blanca. Al declararlo enemigo público, Roma mandó a un joven Pompeyo para batallar con él. Y a resultas de estas peleas, Balbo se alía con Pompeyo y ayuda a la derrota de Sertorio poniendo su ímpetu y sus riquezas, ya que era un miembro de la alta aristocracia gaditana que tenía el monopolio de la actividades de negocios mercantiles y marítimas. En agradecimiento se le concedió la ciudadanía romana y se le regalaron unos jardines principescos en la ciudad de Roma. Toma el nombre de Lucio Cornelio Lentulo Crus, que era el cónsul del momento.
Gades lo admiraba y lo quería. Fue uno de los primeros patrones de la ciudad y fue declarado “hospes publicus” que equivale al mayor patronazgo de la ciudad.
Más tarde, aliado de César, éste lo lleva a todas las campañas que realiza como praefectus fabrum, una especie de oficial jefe de ingeniería militar con plenos poderes, dada su habilidad para llevar las cuentas y la intendencia en campaña. Además fue su agente, su intermediario y su banquero, poniendo a su disposición su fortuna para que César se encaramase a lo más alto del status político de Roma.
De ascendencia cartaginesa, le dio a la ciudad el cambio que necesitaba hacia el nuevo poder político emergente, Roma. Y para ello ingresó como ciudadano en una de las cuatro tribus urbanas existentes. Roma dividía sus habitantes en 31 tribus rústicas dónde se reunían los romanos auténticos y adinerados, y en las cuatro rústicas los de mas baja estofa y los recientemente nacionalizados. Pero al ser una persona importante, una tribu urbana era poco para él y cometió una argucia legal para entrar en una tribu rústica.
En el derecho penal romano de la época se permitía que si convencías a un jurado romano de la comisión de un delito por parte de algún ciudadano romano inscrito en esas tribus, el resultado de la sentencia era que aquel que era condenado perdía su posición y el que lo acusaba la ocupaba. Así acusó por cohecho y soborno a un ciudadano romano, ganó el litigio y fue inscrito en la tribu clustumina, tribu que incluía a numerosos personajes insignes de la época, entre ellos su amigo Pompeyo.
Para quién no lo sepa, con Balbo nació la importancia de la ciudad hasta nuestros días. Nació en el año 100 a.C. En su juventud se vio envuelto Hispania y él en una serie de desórdenes de la época tardo-republicana, las guerras pompeyanas. Quinto Sertorio, oponiéndose a Lucio Cornelio Sila y a Cinna, huyo y se refugió en Hispania y se hizo un héroe local, entre otras cosas porque se acompañaba siempre por una corza blanca. Al declararlo enemigo público, Roma mandó a un joven Pompeyo para batallar con él. Y a resultas de estas peleas, Balbo se alía con Pompeyo y ayuda a la derrota de Sertorio poniendo su ímpetu y sus riquezas, ya que era un miembro de la alta aristocracia gaditana que tenía el monopolio de la actividades de negocios mercantiles y marítimas. En agradecimiento se le concedió la ciudadanía romana y se le regalaron unos jardines principescos en la ciudad de Roma. Toma el nombre de Lucio Cornelio Lentulo Crus, que era el cónsul del momento.
Gades lo admiraba y lo quería. Fue uno de los primeros patrones de la ciudad y fue declarado “hospes publicus” que equivale al mayor patronazgo de la ciudad.
Más tarde, aliado de César, éste lo lleva a todas las campañas que realiza como praefectus fabrum, una especie de oficial jefe de ingeniería militar con plenos poderes, dada su habilidad para llevar las cuentas y la intendencia en campaña. Además fue su agente, su intermediario y su banquero, poniendo a su disposición su fortuna para que César se encaramase a lo más alto del status político de Roma.
De ascendencia cartaginesa, le dio a la ciudad el cambio que necesitaba hacia el nuevo poder político emergente, Roma. Y para ello ingresó como ciudadano en una de las cuatro tribus urbanas existentes. Roma dividía sus habitantes en 31 tribus rústicas dónde se reunían los romanos auténticos y adinerados, y en las cuatro rústicas los de mas baja estofa y los recientemente nacionalizados. Pero al ser una persona importante, una tribu urbana era poco para él y cometió una argucia legal para entrar en una tribu rústica.
En el derecho penal romano de la época se permitía que si convencías a un jurado romano de la comisión de un delito por parte de algún ciudadano romano inscrito en esas tribus, el resultado de la sentencia era que aquel que era condenado perdía su posición y el que lo acusaba la ocupaba. Así acusó por cohecho y soborno a un ciudadano romano, ganó el litigio y fue inscrito en la tribu clustumina, tribu que incluía a numerosos personajes insignes de la época, entre ellos su amigo Pompeyo.
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