La villa romana de la Almagra se localiza en la margen derecha del Río Tinto, al norte del actual casco urbano de Huelva y en el interior del campus universitario de El Carmen de la Universidad de Huelva. Los restos conservados se encentran dentro del Centro de Interpretación Arqueológica "Huelva Ciudad Milenaria Cabezo de La Almagra".
Descripción
En el yacimiento arqueológico conocido como La Almagra se documentaron una serie de vestigios pertenecientes a una instalación rural de época romana, parte del complejo habitacional e industrial de una alquería de época islámica y finalmente una serie de estructuras que conectan con la construcción de un cortijo en época moderna y que estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX d.C.
Las estructuras documentadas del asentamiento rural romano son escasas, hecho que imposibilita por el momento plantear una tipología arquitectónica del complejo. De entre estas destaca una estructura de planta circular realizada mediante la superposición de hiladas de tégulas completas y ladrillos, que ha venido siendo interpretada como contenedor de productos agrícolas. En el yacimiento ha sido documentado, de manera dispersa, gran cantidad de material cerámico, diferentes sillares de calcarenita e incluso fragmentos de opus tesellatum.
A pesar de que como hemos dicho no se cuenta con trazas bien definidas del complejo, podemos afirmar que se trata de un importante espacio de explotación agrícola como deja entrever su localización en un espacio caracterizado por la proximidad de un curso fluvial, la fertilidad de los suelos y la cercanía de vías de comunicación, éstas últimas indispensables para la distribución de los productos en un mundo tan dependiente del transporte.
(Villae Beticae)
En el yacimiento arqueológico conocido como La Almagra se documentaron una serie de vestigios pertenecientes a una instalación rural de época romana, parte del complejo habitacional e industrial de una alquería de época islámica y finalmente una serie de estructuras que conectan con la construcción de un cortijo en época moderna y que estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX d.C.
Las estructuras documentadas del asentamiento rural romano son escasas, hecho que imposibilita por el momento plantear una tipología arquitectónica del complejo. De entre estas destaca una estructura de planta circular realizada mediante la superposición de hiladas de tégulas completas y ladrillos, que ha venido siendo interpretada como contenedor de productos agrícolas. En el yacimiento ha sido documentado, de manera dispersa, gran cantidad de material cerámico, diferentes sillares de calcarenita e incluso fragmentos de opus tesellatum.
A pesar de que como hemos dicho no se cuenta con trazas bien definidas del complejo, podemos afirmar que se trata de un importante espacio de explotación agrícola como deja entrever su localización en un espacio caracterizado por la proximidad de un curso fluvial, la fertilidad de los suelos y la cercanía de vías de comunicación, éstas últimas indispensables para la distribución de los productos en un mundo tan dependiente del transporte.
(Villae Beticae)
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