El panteón funerario de El Casón de Jumilla, de época tardoromana, se encuentra en el paraje de "Tras el Huertecico", en las afueras de Jumilla. Forma parte de un importante conjunto romano compuesto por varias villas (Los Cipreses, El Pedregal), y otros establecimientos excavados bajo el casco urbano jumillano y que constituyó el antiguo poblamiento romano. Se alza el mausoleo en el ángulo Suroeste del monte del Castillo y en las proximidades de la rambla del judío, en el Barrio de San Antón.
El Casón se ha integrado en una pequeña plaza en la ciudad de Jumilla por lo que cualquier persona interesada puede visitarlo.
El Casón es un edificio formado por un cuerpo de planta rectangular, cubierto por bóveda de cañón, de 3,15 p 2,15 metros, con un acceso en su lado este, al que se le adosa por sus extremos norte y sur dos pequeñas habitaciones de planta absidal en las cuales se sitúan dos estrechas ventanas que iluminan el interior del panteón. Es por tanto, el mausoleo de Jumilla, de planta central cruciforme.
En el interior, bajo su suelo se encontraron tres tumbas cuyos muros estaban construidos en mampostería que habían sido saqueadas de antiguo
El Casón se encuentra en un magnífico estado de conservación gracias en parte a sus sólidos muros, de casi 50 cm de grosor, a sus muros mampostería, a las rocas consistentes y morteros de cal empleados en sus cimientos así como a la gran habilidad técnica de sus constructores.
También ha contribuido a su conservación al alto grado de valoración que ya desde el siglo XIX tuvo el edificio para los jumillanos. A medida que el crecimiento urbano acercó a la población al Casón, este pasó a formar parte de gran cantidad de leyendas que situaban en él una entrada a un pasadizo secreto que iba hasta el Castillo, considerándose como un monumento cautivador y convirtiéndose a inicios del siglo XX, una de las señas de identidad de Jumilla, hasta el punto, que algunos artículos publicados en estos primeros años del siglo XX en el Semanario Local los escribía un personaje que firmaba con el pseudónimo de El Fantasma del Casón.
El Casón se ha integrado en una pequeña plaza en la ciudad de Jumilla por lo que cualquier persona interesada puede visitarlo.
El Casón es un edificio formado por un cuerpo de planta rectangular, cubierto por bóveda de cañón, de 3,15 p 2,15 metros, con un acceso en su lado este, al que se le adosa por sus extremos norte y sur dos pequeñas habitaciones de planta absidal en las cuales se sitúan dos estrechas ventanas que iluminan el interior del panteón. Es por tanto, el mausoleo de Jumilla, de planta central cruciforme.
En el interior, bajo su suelo se encontraron tres tumbas cuyos muros estaban construidos en mampostería que habían sido saqueadas de antiguo
El Casón se encuentra en un magnífico estado de conservación gracias en parte a sus sólidos muros, de casi 50 cm de grosor, a sus muros mampostería, a las rocas consistentes y morteros de cal empleados en sus cimientos así como a la gran habilidad técnica de sus constructores.
También ha contribuido a su conservación al alto grado de valoración que ya desde el siglo XIX tuvo el edificio para los jumillanos. A medida que el crecimiento urbano acercó a la población al Casón, este pasó a formar parte de gran cantidad de leyendas que situaban en él una entrada a un pasadizo secreto que iba hasta el Castillo, considerándose como un monumento cautivador y convirtiéndose a inicios del siglo XX, una de las señas de identidad de Jumilla, hasta el punto, que algunos artículos publicados en estos primeros años del siglo XX en el Semanario Local los escribía un personaje que firmaba con el pseudónimo de El Fantasma del Casón.
(Murcia digital)
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