Descubierta en 1914 por el doctor Ignasi Melé, la villa romana de Els Ametllers (siglos I a. C. - VI d. C.) es una de las villas más importantes de la antigua provincia de Tarraco. Dedicada especialmente al cultivo de la vid y a la exportación de vino de gran consumo, constituye un ejemplo clásico de explotación agrícola en el Mediterráneo romano. Arquitectónicamente, consta de dos áreas bien diferenciadas: la pars urbana y la pars fructuaria. Su ubicación en la vertiente oriental del cerro de Can Magí, de cara al mar y con un claro dominio sobre la bahía, fue determinante en la construcción del edificio.
La pars urbana o zona noble del conjunto, situada en el nivel superior, da fe de la magnitud de la villa en todos los aspectos, especialmente durante el siglo II d. C. Son prueba de ello algunos elementos como el magnífico conjunto termal, los mosaicos, los estucados, el raro comedor de invierno, el ninfeo (fuente), o la piscina, con el imponente conjunto escultórico de mármol de Carrara que se conserva en el museo municipal.
La pars fructuaria, situada en el nivel inferior, era la zona industrial donde se ubicaban los almacenes y las salas de procesado de los productos agrícolas. Allí se elaboraba vino, aceite, salazones y también se almacenaban cereales.
Los estiletes de hueso y de marfil, la cerámica, las monedas o las fíbulas expuestas en el museo municipal son un testimonio fiel de la vida cotidiana en la villa, en la que se combinaban a la perfección la explotación del territorio -que en el caso de la villa de Els Ametllers abarcaba buena parte de la actual población de Tossa- con el lujo y las comodidades de los propietarios. Hay que destacar que la mayor parte de las estructuras que hoy se conservan son de la época augústea (finales del siglo I a. C. - principios del siglo I d. C.).
(Costa Brava)
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