Avanzan estos días, a buen ritmo y en medio de no poca expectativa, las primeras excavaciones de Flaviaugusta, en Poza de la Sal (Burgos). Un sueño que llevaba esperando casi 100 años y que parecía inalcanzable. El lema escogido para la campaña arqueológica lo dice todo: En busca de Flaviaugusta. Poza de la Sal.
Es aún muy pronto para hacer valoraciones y serán los expertos, dirigidos por la arqueóloga Esperanza Martín, quienes, en su momento, podrán dar una opinión fundada sobre lo que va apareciendo. Por de pronto, ahí están, a la vista de quien quiera acercarse al yacimiento, junto a la antigua estación, la indiscutible realidad de las ruinas de una extensa urbe romana y el reconfortante entusiasmo por nuestro patrimonio colectivo del nutrido grupo de vecinos de Poza que, como voluntarios, están colaborando en los trabajos. En el pueblo sabíamos que eso estaba ahí, se oye comentar. Y, en efecto, ahora cualquiera puede comprobarlo.
Así las cosas, puede ser buen momento para recordar y documentar cómo se llegó a la denominación de Flaviaugusta para la ciudad romana que yace sepultada bajo nuestros campos de sembradura en la vega del Homino. Un nombre, por cierto, que no todos los historiadores aceptan, ya que su fundamento no deja de ser algo precario, como tendremos ocasión de ver
Debe dejarse constancia, antes de nada, que la ciudad de Flaviaugusta es ignorada tanto por los geógrafos e historiadores greco-romanos como por el Itinerario Antonino. El dato es importante… y sorprendente, si tenemos en cuenta que, a todas luces y si hemos de juzgar por los vestigios hallados a lo largo del tiempo, se trataba de una entidad urbana de considerable importancia. Así lo han confirmado recientemente las imágenes tridimensionales obtenidas con el georradar.
Tan solo la cita por Ptolomeo (Geogr. II, 6, 52) de la ciudad autrigona de Salionca ha permitido a los historiadores -tampoco de manera del todo pacífica- encontrar en las fuentes literarias clásicas algo que explique el constante hallazgo de restos arqueológicos, celtibéricos y romanos, en las inmediaciones de nuestro pueblo y, singularmente, entre el Cerro de Milagro y el cauce del Homino. Tal vez, como se ha sostenido por diferentes autores, la omisión de Flaviaugusta se deba a que este nombre en realidad sustituyó, ya en época romana Flavia, al original autrigón de Salionca.
Blog de Jaime Urcelay
No hay comentarios:
Publicar un comentario