martes, 24 de septiembre de 2019

Termas de Segobriga.


La obras comenzadas a finales del Siglo I fueron realizadas por mandato imperial. Situadas al oeste del foro, detrás del templo de culto imperial, y en la parte más alta de la ciudad para así aprovechar los horas de sol, al máximo. 
Se accedía a ellas por una puerta situada en un lateral de la fachada, tras unas escaleras de acceso transversal ubicadas entre el templo y el edificio termal. 
De planta rectangular -88 m. por 40 m.-, su disposición es la más simple de estas construcciones, ya que el recorrido era de ida y vuelta por las mismas salas. 
Nada más entrar se accedía a un gran patio peristilo con columnas, con un pedestal que sustentaba una estatua que presidía este area donde se celebraban tertulias. Posteriormente, por dos pasillos letarales que servían de vestuarios-apodyterium- se pasaba a un frigidarium, pavimentado con mosaico ajedrazado de colores blanco y rojo, y con una piscina central de agua fría. Otro frigidarium, de forma absidial -posteriormente fue utilizada como ermita-, con una pequeña bañera daba aceso a al tepidarium, tras el cual estuvo el caldarium. Estas dos salas disponían de un suelo de ladrillos que transmitían el calor producido en dos hornos. Actualmente el caldarium está bajo la nave mayor de la ermita, que seguramente aprovecho las cimientos del lacunicum de las termas para levantar su abside. 
El establecimiento disponía de numerosos desagües, tanto para el agua utilizada para el uso habitual de las termas, como para el agua necesaria para la limpieza de las distintas salas.

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