Hannón había sido completamente sorprendido por la llegada de los romanos en España. Al ver el aflojamiento de las garras cartaginesas debido a las actividades de Escipión sobre las recién conquistadas tribus del norte, decidió ofrecer batalla. Hannón avanzó y atacó a los romanos al norte de Tarraco, cerca de un lugar llamado Cissa. No hubo brillantes maniobras o emboscadas, los ejércitos simplemente formaron y se enfrentaron. Al ser superado en números de dos a uno, Hannón fue derrotado con relativa facilidad, perdiendo 6.000 hombres en la batalla. Por otra parte, los romanos consiguieron capturar el campamento cartaginés, junto con 2.000 prisioneros y al mismo Hannón. En el campamento estaban todos los equipajes dejados por Aníbal.
De esta manera Cneo se convirtió en dueño del norte del Ebro. Asdrúbal, que llegó demasiado tarde para ayudar a Hannón y aunque no era lo suficientemente fuerte como para atacar al ejército romano, aún así cruzó el río y envió una columna que hostigó a la caballería y la infantería en una escaramuza. Esta fuerza capturó varios marineros romanos, e infligió tales bajas que la eficacia de la flota en España se redujo de 60 a 35 buques. Sin embargo, la flota roma allanó las posesiones cartaginesas en España y ganó prestigio mientras que los cartagineses habían sufrido un importante revés. Después de castigar a los oficiales a cargo de los contingentes navales por la laxitud de su disciplina, Escipión y el ejército romano invernaron en Tarraco y Asdrúbal se retiró a Cartagena después de la deserción de algunas ciudades aliadas al sur del Ebro.
Si Hannón hubiera ganado la batalla, hubiera sido posible enviar refuerzos de la Hispania Barcida a Aníbal a partir de ese mismo año. Esta batalla trajo los mismos resultados de Escipión en España como la batalla del Trebia traería para Aníbal en Italia: conseguir una base de operaciones, ganarse a más de una tribu nativa como fuente de provisiones y reclutas y también cortar la comunicación por tierra de Aníbal con su base en España. A diferencia del cartaginés, Escipión no puso inmediatamente en marcha una campaña en territorio enemigo al sur del río. Tampoco se arriesgó a perder su base, sino que tomó tiempo para consolidar sus explotaciones, subyugar o aliarse con las tribus hispanas y practicar incursiones en territorio cartaginés. Estas actividades sentaron las bases para las futuras operaciones en España.
Historia en breves
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