Las últimas excavaciones y actuaciones en A Guarda en las salinas romanas de O Seixal han dejado al descubierto y acondicionadas 52 metros cuadrados de este complejo que según las exploraciones en fincas aledañas y el georadar podrían abarcar más de 150 metros.
A la vista tenemos hasta diez estanques de salinización escalonados con enlosado de piedra y pequeños muros de separación hechos con losas. Por descubrir, aunque quizás se hayan perdido, deberían estar los canales de entrada del agua, los tanques de decantación y si la hubiera los restos de la salazón romana en forma de alguna construcción.
A grandes rasgos el proceso de la producción de la sal se basaba en la evaporación solar que aprovechaba las épocas estivales. En ella el agua del mar entraba por canales y en los tanques de decantanción perdía los minerales no deseados. Luego pasaba a los tanques de salinización en donde se cristalizaba la sal para luego ser recogida.
La sal desde la más remota antigüedad fue un producto muy codiciado por sus cualidades para la conservación de alimentos, el curtido de pieles, como medicina… La explotación de la sal por los romanos por evaporación se remonta ya al siglo VII a.C cuando Tito Livio nos cuenta que esta ya estaba implantada en el estuario del Tiber.
La sal producida en las salinas romanas de O Seixal era aprovechada para sazonar el pescado y así conservarlo para su transporte y comercio con otras zonas.
Para acceder a las salinas podremos hacerlo recorriendo la senda litoral que une A Guarda con Camposancos o desde la fábrica de cerámica en la PO-352 desde donde desciende un pequeño sendero justo hasta las salinas de O Seixal.
En la zona de Camposancos existen otro tipo de salinas incluso anteriores al tiempo de los romanos y podremos verlas en las cercanías de la playa de O Muíño y cerca de O Puntal. Son las pías Salineras prerromanas de Camposancos.
Galicia Máxica
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