Su perímetro era de 3.000 metros y tenía alrededor de 120 torreones defensivos que se situaban a intervalos de entre catorce y dieciséis metros, recorriendo las calles Echegaray y Caballero, el Coso y la avenida de César Augusto.
Sus muros tenían una altura de unos diez metros y un grosor de cuatro metros, que alcanzaba en muchas zonas los siete metros. La parte exterior del muro era de sillares de alabastro y caliza, y la interior de una argamasa muy dura (opus caementicium).
Sus torres son semicirculares o ultra semicirculares, tienen un diámetro de unos ocho metros, alcanzando los trece metros de diámetro en una de las que flanqueaban la puerta occidental. Los torreones se situaban a intervalos de entre catorce y dieciséis metros.
La ciudad se abría por cuatro puertas situadas en los extremos de sus ejes principales, el Cardo Máximo (aproximadamente el trazado de la calle Don Jaime I) y el Decumano Máximo (calles Mayor, Espoz y Mina y Manifestación).
La puerta septentrional se abría en la embocadura del Puente de Piedra, la oriental junto a la iglesia de la Magdalena, la meridional ligeramente al este del Teatro Principal y la occidental al final de la calle Manifestación. En época musulmana se accedía al sur de la ciudad por la puerta Cinegia, a la entrada del Tubo. Estas puertas se llamaron desde la Edad Media, puerta del Ángel la del norte, puerta de Valencia la del este y puerta de Toledo la del oeste.
De la antigua muralla romana de Zaragoza se conservan dos tramos, el más largo mide unos 80 metros y se encuentra en la avenida de César Augusto junto al Torreón de la Zuda (ocupaba el extremo noroeste del perímetro de la ciudad romana), y el otro tramo se encuentra en la calle del Coso junto a Echegaray y Caballero, formando parte del Convento del Santo Sepulcro que se construyó sobre la muralla (formaba parte del lado nordeste de la ciudad).
Fuente: Zaragoza Turismo
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