Las leyendas medievales lo sitúan como uno de los primeros reyes británicos, fue considerado un héroe nacional en Gales y era uno de los inspiradores de las leyendas del Rey Arturo: así era el gallego que fue Emperador, Magno Clemente Máximo
A finales del Siglo IV lejos quedaba la época de esplendor y gloria de los césares del Imperio Romano. Faltaba un siglo para que Roma alcanzara su ocaso. Pero antes de la caída, un gallego pasó a formar parte de la leyenda del Imperio, al convertirse en soberano de Occidente. Además, las leyendas medievales lo sitúan como uno de los primeros reyes británicos, considerado un héroe nacional en Gales y uno de los inspiradores de las leyendas del Rey Arturo. Esta es la historia de un personaje legendario, el gallego que fue Emperador: Magno Clemente Máximo.
Existen pocos datos sobre los primeros años de Máximo, más allá de que nació alrededor del año 335, que era hispano y que había nacido en la provincia romana de Gallaecia, aunque algunas fuentes sitúan su lugar de nacimiento en la provincia Tarraconensis.
Máximo pertenecía a los Flavio, una de las más importantes familias de la aristocracia Hispánica, lo que posiblemente provocó que encaminara su carrera hacia el ejército romano como paso previo a la política.
Tras la muerte de Constantino el Grande, el Imperio había quedado divido en dos, el Imperio Occidental y el Imperio Oriental (Bizancio). El Occidental, además, quedaba dividido en otras dos partes, la Prefectura de las Galias (Britania, Hispania y las Galias) y la Prefectura Itálica (Italia, África e Iliria).
Máximo inició su carrera militar alrededor del año 368 en Britania, defendiendo el Muro de Adriano, la frontera Norte. Durante esta campaña se forjaría gran parte de su leyenda, al participar activamente en la victoria en defensa de la frontera. Máximo se mantiene en Britania durante varios años, en los que crea fuertes lazos con los britanos.
En el año 373, es llamado por la Corte Imperial para sofocar en el Norte de África la revuelta de Firmo, que se había autoproclamado Emperador un año antes. De nuevo, otra victoria tras la cual se retira de nuevo a Britania, donde el Emperador Graciano lo pone al frente de su ejército y donde se encuentra su hogar, su esposa y sus fieles soldados.
En el año 381, la frontera Norte de Britania estaba de nuevo en peligro. Máximo inflige, otra vez, una severa derrota a los “bárbaros del Norte”. Su liderazgo, valentía y sus audaces victorias, le valen ser proclamado, a manos de sus tropas Emperador, en el año 383.
Pero para poder refrendar su posición, debía enfrentarse a Graciano, legítimo Emperador del Imperio de Occidente.
Así que Máximo se pone en marcha e invade las Galias. Cerca de la actual ciudad de París sus ejércitos se encuentran, pero parece que Graciano no era muy querido, ya que es abandonado por sus hombres y asesinado en Lyon el 25 de Agosto del año 383.
Tras eliminar a Graciano, Máximo establece su corte en Tréveris, Alemania, donde es bautizado con la intención de ejercer desde allí como Emperador de Occidente. Así, en el año 384, Teodosio el Grande, Máximo y Valentiniano II pactaron en Verona el reparto del Imperio. El gallego sería el Emperador de la Prefectura de las Galias, Valentiniano II de la Itálica y Teodosio el Emperador de Oriente.
En el año 387, el ejército de Magno Máximo entraba en la Península Itálica para apoyar a Valentiniano II en su lucha contra los bárbaros del Norte. Pero Máximo no se conformaba, quería Italia. Su ambición le llevó a aprovechar la oportunidad que se le ofrecía para conquistar Milán y expulsar al legítimo Emperador, Valentiniano II, que tuvo que exiliarse a Oriente bajo la protección de Teodosio.
De esta manera conquistó Italia y África y partió a Roma. Magno Clemente Máximo se convertía así en Emperador de Occidente.
Su poder creció desmesuradamente. Además del poder militar, tenía también el religioso gracias a su defensa del cristianismo, pero sobre todo, tras la decapitación de otro gallego, Prisciliano, considerado el primer hereje “oficial” de la historia, que le valió para ser proclamado como “Defensor del Cristianismo”, poniéndose a la misma altura que Teodosio el Grande en Bizancio, que había establecido esta religión como la oficial del Imperio.
El Emperador de Oriente no podía permitirlo, así que, en Julio del año 388, Teodosio marchó con un gran ejército hacia Occidente. Magno Máximo sería derrotado en Italia y hecho prisionero. Algunas fuentes nos cuentan que fue asesinado por sus propios hombres mientras otras nos dicen que fue el mismo Teodosio quien lo decapitó. De una forma o de otra, Magno Clemente Máximo fallecía el 25 de agosto del año 388 cerca de Aquileya, al Noreste de Italia.
Alrededor del año 1135, Máximo era ya un personaje legendario, pero se convirtió en épico cuando Geoffrey de Monmouth publicó su “Historia de los Reyes de Britannia” (base para gran parte de las leyendas inglesas y galesas). En ella nos cuenta que un Emperador romano fue Rey de Britannia, ya que su esposa era la hija de un poderoso jefe britano. Se considera a Máximo ese emperador, aunque, al igual que las leyendas de Arturo, el personaje legendario podría reunir partes de distintos personajes históricos.
En esta obra, Arturo, preguntado porque Roma debería someterse a él, justificaba su derecho afirmando ser descendiente de Máximo y Elen.
Arturo afirmaba ser heredero directo de un Emperador de Roma y de su esposa de la realeza de Britannia.
Otra obra publicada 200 años antes que la anterior “Historia Brittonum” transforma la leyenda de Máximo para convertirlo en uno de los fundadores de la historia galesa, considerado un héroe nacional de Gales hasta tal punto que distintos reyes medievales, al igual que Arturo, afirmaban ser sus descendientes.
Así fue como un gallego fue Emperador de una de las mayores superpotencias de la historia y se convirtió en personaje legendario al que incluso el Rey Arturo quería tener como pariente.
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