La ganadería, como consecuencia de la gran importancia de la agricultura, también ganaba un puesto de vital importancia en la sociedad romana. Los propietarios de ganado se podían diferenciar entre los propietarios que tenían más de un tipo de ganado (la mayoría) y los que se especializaban en tan solo un tipo de ganado, por ejemplo los équites, que eran ciudadanos adinerados que se encargaban de cuidar a grandes grupos de caballos para cuando fueran necesitados para la guerra, estos estuvieran listos y sanos. A cambio de este trabajo, el Estado libraba a los équites de tener que pagar determinados impuestos. La mayoría de los ganaderos compaginaban esta actividad con la agricultura en mayor o menor medida.
La vida del esclavo pastor era una de las mejores que un esclavo podía tener, ya que cuando llegaba la temporada de los buenos pastos, en primavera y verano, mientras sus compañeros se quedaban trabajando de sol a sol en los campos él se marchaba con sacos de provisiones y con su ganado a lugares lejanos donde los pastos fueran verdes y frescos, para regresar a principios de otoño, cuando se efectuaban las matanzas y se esquilaba a las ovejas.
Al igual que en la agricultura, el terreno mediterráneo ofrecía a los romanos muchas especies con las que llevar a cabo la ganadería y obtener un buen producto. Los tipos de ganado eran:
Ganado bovino (vacas, bueyes): Se utilizaban para tirar de los arados, para prensar los granos de cereal, para obtener carne y leche.
Ganado ovino (ovejas): Se utilizaban para obtener carne y lana.
Ganado porcino (cerdos): Se utilizaban para obtener carne.
Ganado caprino (cabras): Se utilizaban para obtener leche.
Ganado equino (caballos): Se utilizaban para tirar de arados y carruajes y para la guerra.
Avicultura (Aves): Se criaban todo tipo de aves: patos, gallinas, ocas, gansos, etc.
Cunicultura (Conejos): Se utilizaban para obtener carne.
Apicultura (Abejas): Se utilizaban para obtener cera y miel.
El País
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