Uno de los grandes atractivos que nos ofrece la arqueología romana son las fastuosas villas campestres de los romanos terratenientes, que hallaremos diseminadas en diferentes lugares de la geografía peninsular. Las villas romanas en Hispania no debía diferenciarse sustancialmente de las demás villas del Imperio Romano.
Aunque parezca obvio para muchos, debe recalcarse que la palabra villa en este caso no se utiliza como sinónimo de ciudad, sino de una gran casa o mansión en el campo vinculada a las labores agrícolas. Hoy, lo más cercano que encontraremos son los cortijos, masías o haciendas.
Estas villas poseían una pars urbana (la parte residencial) y una pars rustica (la parte dedicada a la actividad agrícola). Frecuentemente se distingue dentro de la pars rustica la pars fructuaria. Ésta estaría dedicada a la producción y almacenamiento de los productos agrícolas y sus derivados: zona de molienda, lagares de vino y aceite, bodegas, etc.
La pars urbana de muchas de estas villas; cuando el espacio, la orografía, el dinero y el gusto del dominus lo permitieran, seguían un esquema de distribución muy parecido. En los “Diez Libros de Arquitectura” de Vitruvio podremos encontrar una serie de pautas sobre cómo se debían construir y distribuir las estancias de estas villas. A pesar de la existencia de estas pautas, la originalidad en el diseño también estaba presente.
Es frecuente confundir el término domus romana con el de villa romana. La distinción es simple. Desde el punto de vista constructivo y distributivo, la pars urbana de una villa se asemejaría mucho a una domus. La mayor diferencia es que la domus se encuentra en una ciudad y la villa en el campo.
Valga el siguiente resumen para hacernos a la idea de qué estancias tendría una pars urbana de una villa romana estándar.
Vestibulum o Fauces: (Recibidor). Da al exterior del edificio y se comunica normalmente con un atrio. Si fuera una domus, a los lados del vestíbulo habría tabernae (tiendas).
Atrium: (Atrio). Pequeño patio tras el recibidor. En sus laterales podía dar acceso a los cubicula (dormitorios). Solía tener un impluvium, una pila central a la que caía el agua de lluvia que descendía desde el techo inclinado a un agua, que circundaba un espacio abierto llamado compluvium.
Tablinum: Estancia donde se recibía a los invitados o para audiencias, a la que se accedería a través del atrio.
Peristilum: Por extensión, gran jardín (hortus) con peristilo porticado, situado generalmente detrás del tablinum. Da acceso a las estancias más privadas de la pars urbana.
Oecus: Gran sala noble destinada a recepciones de mayor importancia. Se encontaría frente al tablinum cruzando el jardín del peristilo. A veces se usaría como comedor. Muchas villae no tendrían esta sala y las recepciones se llevarían a cabo únicamente en el tablinum. A veces a esta sala se le llama exedra en atención al acabado en semicírculo (en forma de ábside), cuando lo tuviera.
Triclinium: (Comedor). Una de las salas imprescindibles. Frecuentemente la encontramos junto al oecus o el tablinum. No resulta raro ver más de un triclinium en una domus: uno pensado para ser usado en los meses estivales y otro para los demás. El nombre le viene dado porque solían disponerse tres lechos en forma de “U”, sobre los que, recostados, comían los comensales.
Culina: (Cocina). Se encontrará relativamente cerca del triclinium, pero en un lateral del peristilo.
Cubiculum: (Dormitorio). Se accede a él o a ellos (plural = cubicula), bien desde el peristilo, bien desde el atrio.
Normalmente, la pars urbana consistía de una única planta. No obstante, existen ejemplos con más de una (p.e. São Cucufate, Vidigueira, Portugal).
La luz entraba a los cuartos a través del atrio o del peristilo. No solía haber ventanas que dieran al exterior del recinto para preservar la intimidad.
Estas villas romanas solían contar, además, con instalaciones termales privadas provistas de sus hornos e hipocaustos; de una sala fría, templada y caliente.
La pars rustica podía tener, entre otros espacios:
Áreas para trillar el cereal
Zonas de molienda
Lagares de vino y/o aceite y prensas
Bodegas
Hórreos (silos)
Almacenes diversos (para aperos, para materiales)
Cisternas, pozos y balsas de agua
Viviendas para la servidumbre / esclavos
Pilas y tanques para salazones (aquellas villas que estuvieran junto a la costa)
En algún caso hornos de cerámica y espacios auxiliares
No siempre se encuentran en condiciones de ser visitadas.
Guía Arqueológica de la Península Ibérica
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