viernes, 20 de julio de 2018

Azudes de Fañanás - Huesca

Azud de sillería de 8 m. de altura sobre el Río Guatzalema, cerca del Pueyo de Fañanás, que forma parte del conjunto de presas mencionadas como de posible origen romano, aunque su aspecto actual no parece indicarlo. 

(Propuesta de inventario)
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El despoblado de Abrisén y su monumental azud se encuentran a poco más de tres kilómetros aguas arriba de Fañanás, a cuyo término pertenecen en la actualidad. La antigua villa ocupaba el terreno existente entre la orilla derecha del río Guatizalema y el alargado bancal de piedra arenisca situado al Oeste, que con una cota de 540 metros permite dominar todo el paisaje.
El castillo, del que tan sólo quedan restos de posibles muros, se levantó estratégicamente en la zona más alta del bancal, permitiendo el contacto visual con los castillos de Argavieso, Montearagón, Fañanás, Alcalá del Obispo y Siétamo. Muy cerca hay restos de un caserío y claras marcas en las rocas de la existencia de construcciones adosadas ya desaparecidas, citadas en los documentos como "... domos prope castrum.. .".El poblado debió estar protegido por tapias o muros defensivos, pues algunos documentos citan la existencia de casas "... intus villa..."
La iglesia también se levantaba sobre el bancal, muy cerca de una paridera actual, pudiéndose reconocer todavía una necrópolis con varias tumbas antropomorfas muy erosionadas. Cerca de la orilla del rio, junto a la acequia de Abrisén, conocida también en la actualidad como acequia de Fañanás, pueden verse pocetas y postbles abrevaderos o lavaderos trabajados en la roca, así como unos escalones picados igualmente en la piedra que debieron servir para descender al río con facilidad.
El centro de la villa debió estar a mitad de camino entre el castillo y el rio, más o menos alrededor de lo que parecen ser restos de una torre. Está documentado que en la segunda mitad del siglo veinte se destruyó un recinto cerrado que fue descrito como "sin puertas y con arcos", al que las gentes venían llamando "la iglesia", aunque tal descripción es más propia de una torre defensiva que de una iglesia, una construcción de la que únicamente queda un muro de buen sillar, restos de otro que rodeaba un espacio circular y gradas en varios niveles excavadas en el suelo de piedra.
circular y gradas en vanos niveles excavadas en el suelo de piedra.
Al Sureste del conjunto, en la zona conocida por las gentes como "el cementerio", debido a la aparición de tumbas cubiertas por losas y teja plana, debían encontrarse la mezquita, la almecora (cementerio musulmán) y el barrio mudejar, pues los documentos indican que había casas "... ante hostium mesquite..."
Como ha sido costumbre habitual en tantos otros patrimonios abandonados, también aquí los sillares acabaron siendo aprovechados por las gentes para construir casetas, muros, parideras, etc., por lo que apenas quedan restos del poblado, a lo que hay que añadir la mala calidad de la piedra arenisca empleada en los sillares, extraídos en su mayoría del propio bancal en que se asentaba el castillo, donde aún son visibles los cortes realizados por los canteros.
Actualmente sólo se conservan en relativo buen estado los sillares de piedra fuerte de la posible tone, que no están fabricados con la piedra arenisca de la zona y presentan un aspecto bastante más antiguo, por lo que algunos investigadores consideran que el origen del conjunto de Abrisén podría ser anterior a la época musulmana, pudiéndose remontar incluso a la época romana.
Al igual que ocurre con muchos otros topónimos, Abrisén también aparece en distintos documentos con diversas grafías, tales como Abrisién, Caprisén, o Arvisén, ya que antiguamente los nombres eran tomados de oído y nunca se corregían.
El Azud de Fañanás
£1 Azud de Abrisén, citado en algunos documentos medievales como Azud de Albella y conocido actualmente como Azud de Fañanás, sorprende por sus grandes dimensiones y buen estado de conservación, siendo uno de los mayores entre los que aún se conservan en el Alto Aragón, aunque la espesa vegetación que lo envuelve, sobre todo en la margen derecha, impide apreciar claramente su gran longitud y sólida construcción.
No cabe duda de que el día a día de los habitantes de Abrisén debió girar alrededor de este azud, un territorio paradisíaco que Ies permitía gozar de agua en abundancia, el más preciado tesoro de la naturaleza.
La presa está construida en una zona del cauce que cuenta con los márgenes rocosos necesarios para su cimentación, formando un ángulo muy acusado que por la derecha encauza con fuerza las aguas hacia la acequia de Fañanás. Tiene aproximadamente 190 m visibles de longitud, una altura que dependiendo del terreno oscila entre los 1,5 m y los 8 m y una anchura de coronación de cerca de 1,7 m. Los sillares que lo forman, muy regulares y cuidadosamente escuadrados, están colocados a soga, con hasta 20 hiladas de sillares en su sección más alta.
Los 1,7 m de coronación, equivalentes a dos raras o cuatro codos árabes, unidad de longitud que dejó de utilizarse a partir del siglo XVII, podría indicar la intervención de mano de obra mudejar o morisca, altamente especializada en construcciones hidráulicas. En el cauce del Guatizalema, esta medida no sólo se encuentra en el azud de Fañanás, sino también en las losas de los azudes del molino de Arbaniés y de Pueyo de Fañanás.
En su trabajo "La villa y el castillo de Abrisén", Anchel Conté Cazcarro lanza la hipótesis, muy acertada, de que tanto el monumental tamaño de esta obra como la indudable perfección técnica empleada, no admiten su construcción durante los inicios de la reconquista, lo cual trasladaría su antigüedad a la época musulmana cuando menos, aunque seria necesario un riguroso estudio arqueológico que permita despejar las dudas existentes sobre un posible origen romano:
"... Pero si atendemos al tipo de presa, a sus sillares, escalonada en su parte superior, un ligero talud y cuatro grandes pilares rectangulares que le sirvan de contrafuertes poderosos-tal como ocurre en la presa de Proserpina en Mérida-, podemos aventurar que estamos ante una extraordinaria obra romana que ha llegado hasta nosotros en pleno funcionamiento..."

Se sabe que en el término de Abrisén había al menos un molino, conocido como el iMolino de Albella, que puede ser el existente en la vecina localidad de Siétamo, aguas arriba del azud. Antonio Naval iMas cita en uno de sus escritos la posibilidad de que en Abrisén hubiera alguna estructura que permitiera salvar el cauce del Guatizalema, pues en un documento del siglo XII se cita el "pontiello" de Abrisén.

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