Alrededor de las vías de salida de Tarraco hacia el sur (vía Augusta) y el oeste (vía De Italia in Hispanias) se desarrolló, en época tardorromana, una extensa área funeraria. Seguramente en torno a los restos del obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio, quemados en la arena del anfiteatro el año 259 dC. La construcción de una basílica en recuerdo de los mártires, a inicios del s. V dC, marca el momento de máximo esplendor del cementerio.
Los restos in situ de una parte de esta necrópolis y su Centro de interpretación nos acercan al Mundo de la muerte en la época romana.
(Tarragona Turisme)
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